Espacio seguro

Testimonio #4

Estaba caminando por la calle y pasé a la altura de un supermercado. Había dos reponedores de unos 40 años colocando cajas y al pasar, me miraron de arriba a abajo y comenzaron a gritar comentarios al unísono.  Por ejemplo: «uff, vaya tía», «¿a dónde vas solita», entre otros.

Esta situación es constante y no recuerdo un solo día en el que no vaya sola y reciba un comentario de esta índole. A cualquier hora del día y en cualquier circunstancia. Lo peor de todo es la sensación de impotencia que se apodera de mi y lo injusto que resulta tener que aguantar, como muchas de nosotras. Ninguna tiene que soportar esto, no son piropos ni halagos, nadie ha pedido sus opiniones. Basta.

Anónima

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *