
¿Por qué no uso sujetador?
Hace unos meses decidí dar el paso definitivo y dejé de usar sujetador en mi día a día. Lo guardé en el armario y me planté en la calle sintiéndome libre. Desde entonces el sujetador (o la falta de éste) se ha convertido en un tema recurrente en mi vida.
Mi pecho es pequeño, muy pequeño. Tan pequeño que a veces lo creo inexistente. Y siempre ha sido así. Con once años le pedí a mi madre que me comprase mi primer sujetador porque empecé a notar como dos bultitos comenzaron a salir y dolían con el roce de mi camiseta. Pero sobretodo, me daba vergüenza. Me daba vergüenza que se viesen mis pezones y que todo el mundo se diese cuenta. Para los trece años deseche los sujetadores “de niña” y me compré un sujetador con aros, porque para entonces ya me había venido la regla y era una mujer. Y me di cuenta de lo que un sujetador podía hacer, era una ilusión óptica que me proporcionaba algo de seguridad en esos años donde la autoestima, principalmente en niñas, es casi inexistente.
Fui creciendo y mamando de todas las imágenes de chicas con pechos enormes, perfectamente redondeados y en su sitio. Y el mundo me enseñó que las mujeres que no utilizaban un sujetador eran unas guarras y que eso estaba reservado a las fantasías sexuales, a las femme fatale y todo lo relacionado con lo erótico. Me pasé mi adolescencia soñando con la 90-60-90, tan famosa durante los primeros años del 2000, y esperando que debajo de mi camiseta apareciese “la salvación”, lo que me haría ser deseable, una mujer de verdad.
A estas alturas, usar o no sujetador ya no era una opción. Y entre todas nosotras se corrieron los rumores: que no llevar sujetador era malo, que se te caerían las tetas si no te lo pones todo el rato, incluso a la hora de dormir, que no usarlo daba cáncer de mama y que usarlo, también. Lo único que estaba claro es que tenías que usarlo. Porque sí, porque eres mujer y eso son las cosas que hacen las mujeres. Y crecimos acomplejadas porque nuestras tetas eran demasiado pequeñas o demasiado grandes, porque nunca seríamos capaces de entrar en cánones de bellezas imposibles. Aprendimos a ocultarnos las tetas o resaltarlas leyendo miles de artículos en revistas adolescentes, pero nadie se preocupó en que aprendiéramos ni tan siquiera a saber cómo nos debe quedar el sujetador y cuál es nuestra talla. Solo sabíamos cómo evitar estrías y la caída del pecho, cosas completamente naturales e imposibles de sortear.
Fue entonces cuando me cabreé y dije basta. ¿Por qué tengo que continuar llevando una prenda de ropa cuya función en mi pecho es completamente estética? ¿Realmente tenía que pasar por las marcas rojas en la piel y seguir provocándome manchas y cicatrices?
Estaba cansada de estar deseando llegar a casa para quitarme una prenda que sólo me hacía sentir incómoda. ¿Realmente es necesario algo que nos hace sentir así? No son cómodos, no me gustan y son una gran mentira. Todas las personas con pecho femenino NO necesitan sujetador, y yo estoy en ese grupo. Así que me llené de fuerzas y valentía apoyándome en otras mujeres, y salí a la calle sin un sujetador y sintiéndome expuesta, casi desnuda. Pero seguí adelante, a pesar de que mis pechos no estaban acostumbrados a tanta libertad y dolían con cada paso. Seguí a pesar de los pensamientos que me decían que mi pecho no era bonito, no era válido para estar así, sin nada que les diese forma.
A partir de entonces he comenzado un viaje de aceptación y adaptación. Ahora ya no me duele al bajar las escaleras e incluso me siento el pecho más tonificado, más fuerte. De hecho, en estos momentos soy incapaz de llevar un sujetador. Me ahoga, siento que me aprisiona. Pero lo más importante, por primera vez en mi vida puedo decir que me gustan mis tetas, su forma y su tamaño. Me siento mucho más segura, mucho más yo. Y me da igual que se me noten los pezones, o que no parezcan dos globos perfectos, porque los pechos tienen diversos tamaños y formas y todos y cada uno de ellos son bonitos.
Aún así, a día de hoy sigo cabreada por toda la desinformación que existe en torno al pecho femenino. Porque no es normal que siga existiendo un debate en torno al pezón femenino en pleno 2017 y que la gente se te quede mirando porque no llevas sujetador (porque sí, me doy cuenta).
Así que no, no llevo sujetador. No llevo sujetador porque estoy harta de sentirme incómoda, de que me dejen marcas en la piel por la presión a la que la estoy sometiendo y porque estoy cabreada con un sistema que quiere oprimirme y no me deja ser libre, ni a mi ni a mis tetas.


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