Sociedad

La triste situación de una mujer gamer

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theodysseyonline.com

Los videojuegos están presentes en mi vida desde que tengo uso de razón. Con 5 años me regalaron mi primera Game Boy Color con el mítico Pokémon Amarillo (¡lloremos de nostalgia!) y desde entonces supe que los videojuegos formarían parte de mi identidad y se volverían intrínsecos a mí. A partir de ese momento, me inmiscuí en los universos más apasionantes que recuerdo.

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Yo era pro player con 5 años…

Crecí con Street Fighter II y Tetris. Luego llegaban Felix The Cat, Jurassic Park II: The Chaos Continues, Mighty Morphin Power Rangers, Pokémon Oro, Plata y Cristal y una infinidad de títulos que mi memoria no es capaz de albergar. Historias cautivadoras, multitud de personajes involvidables, dosis infinitas de ilusión, mundos inexplorados. Todo esto ocurría en la ínfima pantalla de mi Game Boy verde.

A medida que pasaban los años, no hacía más que alternar consolas. De la Gamecube con Metroid o Starfox hasta la Gameboy Advance con Warrio o Kirby. Tardes de adrenalina con la PlayStation 1 y Medievil, Spyro o Crash Bandicoot. Sly Cooper, Ratchet and Clank o Jak and Daxter se encargaron de hacer la PlayStation 2 la favorita de muchos. Y la XBOX, XBOX 360, XBOX ONE, PS3, PS4, PSP, PSVITA, Wii, Nintendo DS, 2DS, 3DS, Nintendo Switch…

Eh, que se me olvidaba la Game Boy Advance SP Girls Edition.

Sí, Girls Edition. Edición para C-H-I-C-A-S. Las Navidades de 2004 marcaron a una generación. Todo fan de los videojuegos ha tenido esta canción en su cabeza desde entonces, no exagero. A veces la tarareo inconscientemente. Hasta hace no mucho no había reparado en la triste realidad de este asunto. ¿Sabéis cuál es la única diferencia entre una Advance normal y una de chicas? ¡El color rosa! ¡Y tan anchos!

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Bueno, que podríamos seguir enumerando así eternamente. Lo cierto es que vivir una niñez y preadolescencia jugando a videojuegos no resultó ser tan fácil como parecía. Estaba mal visto que una niña, una chica, dedicara su tiempo en algo pensado para niños. Aquello no estaba hecho para mí según la percepción de las personas de mi entorno. Con 9 o 10 años yo no era capaz de entender por qué tenía que ser para chicos o chicas. ¿No podía ser de ambos?

Mi afán por los videojuegos (que manifestaba públicamente sin temor) empezó a convertirse en motivo de burla o mofa. Lo primero que te dicen desde edades tan tempranas es que eres rara o eres friki. Luego vienen los niños, siempre de género masculino, a cuestionar si de verdad te gustan los videojuegos o es una mentira. Cuando reparaban en que verdaderamente tenía conocimientos sobre el asunto, dejaban de inquirir. ‘‘En realidad sí que sabes’’, ¿y por qué no iba a saber? En aquel entonces, yo me preguntaba por qué tanto cuestionario. ¿Por qué tenían que comprobar si yo, niña, fan de los videojuegos, sabía de verdad o era una patraña?

Además, muchas veces oía a personas adultas decirles a mis padres: »¿Pero le vas a dar la maquinita esa a la niña? ¿No es mejor darle algo de chica como una Barbie?». Debo hacer especial mención a mis padres por dejarme jugar a lo que quería y defender que los juguetes, los videojuegos, y otras tantas cosas del mundo, no tienen género. Pero, ¿esto no debería planteárselo todo el mundo?

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Sí, real que esta fue mi tarta de 18 cumpleaños, vela cutre incluida.

Cuando crecí lo empecé a entender. En realidad, si yo hubiera sido un niño, nadie me habría cuestionado. ¡Vaya! Ya sabía por dónde iban los tiros, pero me voy a extender en esto después.

Con 11 años me adentré en el mundo online. Tras breves estancias en World of Warcraft, Silkroad Online, Wakfu, Urban Rivals o Sacred, decidí establecerme en uno de esos muchos MMORPG (Massively multiplayer online role-playing games, rol multijugador online) que consisten básicamente en crear un personaje, combatir bichillos y subir de nivel. Me quedaría en Dofus 2.0 y allí pasaría cerca de seis años de mi vida invirtiendo horas a diario. Sí, me ha dado tiempo a analizar todo esto de cerca…vaya que sí.

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dofus.com

Me hice dos personajes, uno masculino y otro femenino. Jugaba con ambos, los iba alternando. La verdad que el género de mis personajes en los juegos de rol nunca me importó demasiado, me fijaba más en las habilidades, en los potenciales de cada uno. A medida que avanzaba y subía de nivel, notaba cómo la interacción con otros usuarios variaba dependiendo si yo conducía un personaje femenino o masculino. Cuando era hombre, me trataban con respeto, no recibía comentarios fuera de lugar, encontraba rápidamente grupos de combate, entre otros. En cambio, cuando era mujer, recibía comentarios soeces sin venir a cuento: ‘‘Guapa, ¿tienes webcam? Enséñame tus tetas’’, ‘‘seguro que en la vida real eres fea y gorda y por eso está aquí’’. Y esto ocurría con mucha frecuencia sin razones aparentes, porque creían que tenían el derecho a hacerlo.

Me vi obligada a dejar mi personaje femenino de lado y seguir solo con el masculino. No quería tener que soportar comentarios así. Me dio miedo, incluso. Nada más empezar, con 11 años, yo no entendía nada. Con 17, cuando lo dejé definitivamente, lo entendía todo. En el mundo de los videojuegos también existe ese gran problema que combatimos en el mundo real día a día. Sí, hay sexismo en los videojuegos y es sumamente difícil de parar.

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A Mario también le parece lamentable | polynightgames.com

En las comunidades de los videojuegos online, no solo en la de mi juego en particular, el sexismo es imperante. Si llevas un personaje femenino de apariencia, inmediatamente estás condenada a comentarios denigrantes, a que te juzguen de todas las formas posibles, a que menosprecien tus acciones sean cuales sean. Una gran parte de los personajes masculinos en videojuegos son mujeres en la vida real. Son mujeres que están cansadas de tener que aguantar comentarios machistas incluso dentro de un universo ficticio. Pero es incluso peor. Hay hombres que se hacen pasar por mujeres dentro del juego para conseguir sonsacar cosas a otros hombres. Por ejemplo, es frecuente ver cómo ofrecen un desnudo por webcam a cambio de objetos dentro del juego y luego los timan. Es lamentable que se aprovechen de esta situación de forma tan rastrera. Sin comentarios.

Hoy sigo viendo las competiciones profesionales de este juego y me horroriza el menosprecio bestial cuando un personaje femenino comete un error. La respuesta de la comunidad es feroz y de inmediato se les insulta con algo relacionado con su género. En cambio, cuando un personaje masculino comete un error de las mismas dimensiones o incluso peor, solo ocurren dos cosas: ‘‘juegas como una chica’’ o ‘‘eres gay’’. Si ya no teníamos suficiente con el machismo, también homofobia, que viene a estar directamente relacionada con la misoginia interiorizada  al relacionar gay con «conductas femeninas’’.

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sugarcanes-videogames.co.uk

Aunque no lo parezca, la comunidad de Dofus es bastante sana. Las cosas mejoraron con el tiempo, los jugadores maduraron, aumentaron los métodos de moderación, hubo un proceso de concienciación. Ni tan mal. No tiene punto de comparación con la comunidad de, por ejemplo, League of Legends. Este título es de suma importancia para entender por qué el asunto del machismo en los videojuegos está rozando unos picos peligrosos y extremadamente preocupantes.

Vamos a partir de una base. Hace pocos años, los videojuegos se pusieron de moda. Los que fueron inadaptados, raros y ‘‘frikis’’ durante su infancia y adolescencia, pasaban a formar parte de una masa de gente cool. ¿Recuerdas a los que se reían de ti en el cole? ¡Sí, esos! Ahora son precisamente los que más horas se pegan delante del ordenador, qué irónico. Los eSports son las competiciones de videojuegos que han adquirido una popularidad bestial en los últimos años. Tan solo con decir el alcance es mundial, que tienen canales tele de emisión ininterrumpida de partidas y que a lo largo de este 2017 han generado más de 500 millones de dólares, ya os imagináis las magnitudes.

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Para que luego digan del fútbol… | IGN.com

Si eres mujer jugadora en el League of Legends lo más bonito que puedes oír es: ‘‘puta, que no sabes jugar’’ o ‘‘vete a limpiar’’. Las pocas que deciden resistir este ambiente denigrante y lamentable no suelen llegar a los equipos profesionales. Y no, no tiene nada que ver con sus habilidades de juego, sino por cómo son tratadas. ¡A ver quién aguanta eso! La misoginia se triplica y es pan de cada día recibir amenazas anónimas de violación o asesinato, cada vez hay más testimonios de este tipo. ¿En serio hay que crear un espacio seguro para jugar a videojuegos? ¿De verdad puede una comunidad convertirse en algo tan tóxico?

He acudido a eventos gaming durante años y he convivido con estos especímenes. Han puesto en duda mis conocimientos muchas veces, me han dicho que era puro postureo solo por ser mujer. Las veces que he hecho cosplay (disfrazarme de algún personaje, para los que no estén familiarizados con el término) alguno me ha dicho que seguro no tenía ni idea de lo que iba vestida. Que, por cierto, siempre opto por hacer crossplay, es decir, caracterizar a un personaje masculino porque no me atrevo con uno femenino. Entre que la mayoría están plasmadas como meros objetos sexuales y que un porcentaje mayoritario de los hombres jugadores las cosifican, menosprecian y que solo se fijarán en tus atributos físicos y se creerán con derecho a comentar el estado de tus nalgas, pues no quedan ganas.

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Aquí, buscando guitones en Galaxia Solana

Lo cierto es que los ejemplos son tan abundantes que el asunto resulta hasta cansino. Por ahorrarnos dolores de cabeza, muchas veces es más sencillo disfrutar de este hobby en la intimidad que manifestarlo públicamente y ser juzgada por una comunidad que tiene mucho que aprender. No obstante, aunque los videojuegos se consideren un mundo de hombres, lamento comunicar que no. Nosotras también tenemos cabida. De verdad no soy capaz de entender cómo un mundo tan maravilloso como este quede manchado y mancillado por el machismo. Aun así, hay muchas jugadoras denunciando la situación y está creciendo la autoconciencia. También hay hombres -muy pocos- denunciando lo que ocurre, pero los hay. Están empezando a salir juegos puramente hechos por mujeres y otros tantos con una historia y personajes muy feministas. Eso ya es un gran paso.

Somos mujeres que juegan a videojuegos. Somos igual de válidas que cualquier hombre que juegue. Eso ni siquiera hay que cuestionarlo. Ni tenemos que ser menospreciadas ni tenemos que sentirnos inferiores, no lo somos.

Es hora de teñir estos bonitos universos de color violeta. ULTRA KILL al machismo.

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Vault boy está de acuerdo | moviepilot.com

 

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