Personalidades

«Cómo quieren que sigamos luchando por el derecho al voto si eso ya lo hemos conseguido»

Herstóricas es una asociación formada por un equipo multidisciplinar que proviene del activismo feminista. Se trata de tres mujeres que a través de paseos, visitas turísticas a museos y talleres tratan de visibilizar a la mujer y a su papel activo a lo largo de la historia. Un servicio que escasea en las propias aulas en que las mujeres no tienen cabida en los currículums de historia. Hoy hablamos con dos de sus integrantes, Marta Casquero y Sara López, que nos hablan de qué las llevó a unirse para crear este proyecto y de la importancia de visibilizar a la mujer en la historia. 

 

Marta Casquero y Sara López, nuestras entrevistadas y dos de las fundadoras de Herstóricas.

E: Me gustaría volver un poquito al pasado y no hablar tanto de quién sois ahora sino de quién fuisteis antes. Me gustaría saber quién era Sara y quién era Marta antes de este proyecto.

M: Nosotras nos conocimos en Londres y llegamos cada una por una cosa distinta. Yo llegue allí porque me mandaron a trabajar. Además, a trabajar a destajo. Trabajaba en la construcción, soy delineante, y me mandaron allí. Durante cuatro años y medio estuve trabajando en grandes construcciones. El trabajo era un sitio muy machista con gente que lo único que quiere es ascender y ascender y en lo único que piensan es en el trabajo. De todo eso a mí me libraba la vida activista. Saltó el 15M y empecé a conocer a un montón de gente maravillosa que me cambió la forma de pensar y los contactos que tenía en Londres. Gente relacionada con las Ciencias Sociales. Siempre lo digo, pero no entendía nada de lo que decían porque yo nunca había estudiado nada relacionado con las Ciencias Sociales, sino que había tirado más por lo tecnológico y por la construcción. Entonces, bueno, mundo activista muy chulo, aprendí muchísimo de política, sociología, historia, de todo, lo que me ayudó a empezar a estudiar Trabajo Social y lo llevo poco a poco. El feminismo llegó gracias a un grupo activista que pasaría a ser el María Granate, que es un colectivo que está en muchos países, para migrantes y, sobre todo, para españoles. Y ahí también vimos que guay, que era un sitio de izquierdas, pero también faltaba algo, también era machista. Entonces unas cuantas decidimos montar una asamblea de mujeres, que era un grupo de debate y encuentro feminista y ahí es ya donde conocí  a las «compas» y empecé a trabajar en otro tipo de eventos y a reflexionar sobre otro tipo de cosas y donde nos empezamos a dar cuenta de esta ausencia de mujeres en el mundo.

E: Me parece curioso que pasaras de un ámbito tan machista a otro tan contrario

M: Si, la construcción es muy machista pero también capitalista. La gente pensaba que su vida era el trabajo. Su ambición era conseguir más y más dinero,  ascender y ascender. Para mí el trabajo era un sitio donde echaba horas, ganaba dinero y ese dinero me permitía hacer otras cosas que me gustaban. Bueno, ahora con Herstóricas curro mucha más horas pero es algo que me llena más y con lo que aprendo.

E: Esa es tu historia Marta, ¿cuál es la de Sara?

S: Colegio de monjas. Un concertado de toda la vida. Claro, empiezas a ver cosas que a ti no te gustan. Porque hay que hacer esto y tu eso no ves que haya que hacerlo así. Yo estudié historia y en la universidad tuve una gozada de profesora que es Carmen Segura que era especialista en Historia de la mujer, aunque yo con 20 años no lo apreciaba. Si que es verdad que era consciente de que faltaban mujeres, pero también pensaba que si el currículo oficial era ese sería porque es lo importante. Si los estudiamos serán porque son los que han hecho historia. Cuando acabe la carrera empecé a leer cosas un poco más centradas en historia de las mujeres y feminismo. Yo si que había tenido lecturas, pero nunca he tenido un grupo de reflexión y debate. Entonces, bueno, pues sigues tu mini-lucha a nivel individual. Estuve trabajando en archivos durante un tiempo, se me acabaron los contratos, mi pareja se había ido a Londres y digo pues me voy para allá. Vamos a aprender inglés. Me fui con 30 años, sin nivel de inglés a una ciudad que no era mi destino preferido, pero si el que más ofertas profesionales te ofrecía y acabe cuidando a una niña. Y mi primer año fue terrible. Algo que hice nada más llegar a Londres es darme cuenta de que algo había pasado en España y me fui a la embajada. Y conocí a un par de personas y fueron ellas las que, más tarde, me avisaron sobre que había una Asamblea de Mujeres. Fui y, poco a poco, me empecé a meter. Es una gozada ir a un sitio donde reflexionar lo que a ti no se te había pasado por la mente y cómo aquello que no sabes explicar alguien lo está haciendo. Era un  espacio de reflexión y debate tan saludable y respetuoso, en que nadie te juzgaba…

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Foto en uno de los paseos. Fuente: Herstóricas

E: O sea el espacio este tan estupendo que teníais en Londres, ¿en España lo encontráis?

S: Bueno también es que venimos muy centradas a lo que estamos haciendo.

E: Claro pero el tema asociaciones aquí, ¿cómo está?

S: el movimiento aquí en Madrid es “esto o esto”. O sea, hasta que encuentras un sitio para estar a gusto…

M: Claro es que allí nadie iba en grupo. Éramos todas migrantes todas íbamos llegando solas a un espacio nuevo.

E: Claro y la idea de la invisibilización de la mujer, todo eso, salió en ese grupo o cómo

S: La historia es que yo estuve compaginando eso con ser guía turística y claro, pensé «es que solo hablo de la reina de Inglaterra. Solo habló de señores». Y era en plan “jo”. Tu donde habitas y donde vives es una ciudad y, si una ciudad no te muestra lo que han hecho otras como tú, es una ciudad que te está invisibilizando a ti y a las del pasado. Y así empezamos con el paseo de las suffraggetes. Dijimos “vamos a hacernos un paseo que nos gustaría hacer a nosotras, para las de la asamblea. Así que quedamos en hacerlo y, al final, se nos fue de las manos.

E: A ver si entiendo, ¿tu que trabajabas como guía turística propusiste al grupo hacer un paseo?

S: no que va, eso surgió entre todas. Mira, nosotras siempre decimos que cuando percibes la invisibilización o te cabreas o haces algo. Y esto surgió como una actividad nuestra, para hacer algo. Igual que hacíamos fiestas para recaudar fondos para la asamblea, pues paseos.

M: Claro, la Asamblea de mujeres tenía muchos eventos. A parte del activismo, que en la época de Gallardon se centraba en el aborto, pues hacíamos eventos como talleres sobre violencia de género, transfeminismo. Y ahí empezamos a trabajar juntas. En la organización de eventos.

S: Claro era en plan, pues molaría, y poco a poco lo íbamos haciendo. Básicamente empezamos así. Vimos que a la gente le gustaba y que era necesario. Yo, por ejemplo, pienso que no hay un hueco para el feminismo en las aulas, y tener referentes femeninos es muy importante. O sea, un niño abre un libro de texto y encuentra políticos, abogados, geólogos, médicos, un abanico de personalidades muy grande. Cuando una niña lo abre puede ser monja o reina. Esto te está hablando del lugar en el que te deja la sociedad. Y tenemos que hacer divulgación y difusión.

E: puede ser que el tema de la invisibilización de la mujer vaya más allá. No creo que solo se quede en los libros de texto.

M: no, no, las calles, las paradas de metro. En todas partes.

S: O bueno, sobre el Congreso de periodistas en el que el eje central eran hombres y había mujeres también. Nos centramos en la parte de la historia porque es la que más nos gusta y porque creemos que lo abarca todo. Además, la historia se está estudiando mucho a nivel universitario, pero no filtra. Pienso que hay que cambiar absolutamente todo. No podemos incorporar a la mujer a una vida normal en igualdad con la del hombre si no se valoran los cuidados, que se ignoran completamente de la historia social. 

E: Yo no sé si os habéis fijado. Yo me di cuenta al escribir sobre Ada Lovelace. Me puse a investigar y me di cuenta de que los referentes femeninos, como María Teresa y Juana de Arco, siempre están vinculados a la Iglesia Católica, ¿por qué creéis que es así?

S: es porque es una buena mujer. Una mujer plana, sin matices. Es que no hay más. Porque María Teresa, ¿qué hizo? amar y cuidar. Ya está. Y bueno, cuando se habla de calles, en el callejero de Madrid solo hay santas y vírgenes. Y si investigas más, el resto son mujeres a las que que les han dejado hacer algo además del hogar. Siempre de clase alta, blancas y, por supuesto, heterosexuales. Bueno, que se presumen heterosexuales, eso no lo sabemos con certeza

E: Eso o la madre de alguien.

M: Exacto, madre, hija o hermana. Porque, claro, como ninguna sacaba los libros con el nombre de su marido porque, si no, no se vendían…

S: Una reflexión personal que siempre había tenido es que los supuestos anónimos eran, en realidad, anónimas. Cuando leí que Virginia Woolf había tenido la misma idea digo lo mismo no voy tan desencaminada. Si te das cuenta las mujeres cuando nos juntamos las vivencias del ámbito privado son bastante parecidas. Es muy común decir que estamos enfadadas y es que no estamos enfadadas, nos enfadan. Entonces, por eso una reflexión a la que llega una mujer en el siglo XVI, es una reflexión a la que puede llegar una mujer en el siglo XIX.

E: Sin embargo, yo creo que hace falta una base. Por ejemplo, mi madre dice “si la parada es Gregorio Marañón será porque ha hecho algo que una mujer no”. Lo mismo hace falta una base de feminismo para darse cuenta. ¿Cuál creéis que es la solución para que las mujeres, todas, lleguen a esto?

S: Hay que deconstruirse. Yo, por ejemplo, cometo “machiruladas” constantemente. Pero es que hemos sido educados en esta sociedad. Por ejemplo, si alguien te hace un chiste machista y te atreves a decir algo, te van a mirar fatal. De hecho, muchas veces, aunque las mujeres no sean feministas, sus acciones si que son feministas, como cuando deciden iniciar un negocio por su cuenta.

E: ¿quizás no lo ven como feminismo?

S: ya, eso es duro

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Marta y Sara. Fuente: Herstóricas

E: Es posible que el feminismo deba llegar no solo a las nuevas generaciones sino a todas. A propósito, ¿qué pensáis de las nuevas generaciones? ¿Son más feministas, menos feministas?

M: Hay de todo. La universidad es un punto clave porque te reúnes con otra gente y creas grupo. Porque en el instituto con las hormonas…  

S: de hecho, el otro día una chica joven vino a un paseo, recién salida del instituto, y nos contaba lo duro que es ser feminista allí. Debe de ser duro.

M: Además depende de la gente, intentas debatir…, pero a veces no puedes.

E: Se escucha mucho lo de “cuando seas mayor dejarás de pensar así” o “cuando tengas hijos dejarás de feminista”, ¿qué pensáis sobre estas afirmaciones?

M: Bueno, lo mismo ni siquiera quieres tener hijos. Así no avanza el mundo. Yo en la oficina, en las comidas, si tocaba hablar de aborto pues se hablaba. Y al final era la radical, la feminazi, la todo. Pero, al final, se acababan dando cuenta de las barbaridades que soltaban. El discurso acaba calando. Te das cuenta de que cuando haces un chiste machista o piropeas a una mujer, eso es ofensivo.

E: Te dicen guapa por la calle y eso es un piropo, porque claro, con esa falda vas provocándolo…

M: Eso es la culpabilización de la mujer, nosotras eso lo vemos en las visitas del museo del prado. Culturalmente siempre se ha culpabilizado a la mujer, por la religión, la mitología, por todos lados la culpa era de la mujer entonces, culturalmente, lo que nos ha llegado es que la culpa es nuestra, entonces cuando salimos con una minifalda y te critican lo vemos siempre como nuestra culpa. Es importante darle la vuelta a eso, y darse cuenta de que la culpa no es de la mujer por llevar una falda, sino del hombre que la está acosando.

E: Precisamente, se conciencia a la gente lanzando discursos. Ahora mismo las redes sociales son un buen espacio para lanzar estos pequeños discursos en donde contar las experiencias pero, sin embargo, la gente dice que “no tenemos que convencer a nadie”

M: Pero esa gente acabará desapareciendo de tus redes sociales, llegará un día en el que ya dirás “pues mira, fuera”.

S: Y también te darás cuenta de que en las redes sociales vivimos en una burbuja feminista que no tiene nada que ver con la realidad, porque luego llegan las cenas de navidad y te das cuenta de que tus brujas feministas, con las que tan feliz estabas en tus redes sociales, pues no son reales.

M: Sí, o sea, yo he eliminado a mucha gente de mi entorno en las redes sociales porque me estaban cuestionando si una mujer podía abortar o no. Es decir, ¿por qué tengo que aguantar estas cosas en mi muro? Hasta luego, quiero decir, mi vida es muy corta y no la voy a desperdiciar con personas que no van a cambiar.

S: Es que lo de educar, esa vena educativa del feminismo, agota mucho…

M: Claro, con una persona que te escucha, aunque haga bromas, lo que sea, pero que veo que poco a poco mi mensaje le va calando o que me escucha sin hacer críticas rotundas, entonces sí que le dedico tiempo. Pero cuando se cierran en banda pues nada, ojalá tengas muchas hijas. Después todo lo que piensas se lo aplicas a tus hijas.

S: El problema está… Imagínate que conseguimos meter el feminismo en las escuelas, y vas enseñando diferentes referentes, herramientas… ¿cómo lo hacemos, si en las familias, en su día a día, el ambiente es así? O sea, en realidad es que no hace falta ni ambiente familiar, simplemente la televisión.

E: Eso es, la televisión, las series, las películas…

S: La historia es: tú puedes consumir toda la televisión que quieras, pero si tienes una base crítica mejor. Que, por cierto, para ello son fundamentales las asignaturas que se quieren cargar como filosofía. Pero no solo esa, también son fundamentales la historia, la literatura, … para generar un pensamiento crítico, entender dónde te mueves. Sin ellas no te vas a llegar a enterar de si el feminismo es bueno o es malo.

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Fuente: Herstóricas

E: Me gustaría, volver a esto que decís vosotras, es decir, sois personas completamente diferentes, tenéis el mismo proyecto y parece que todo va a cuajar y va a salir perfecto, pero siempre hay problemas iniciales

S: Hombre… más que iniciales son problemas del día a día.

M: Problemas de ciclos lunares diría yo. (Risas)

S: Es verdad, y es algo que tenemos hablado entre nosotras y es que tenemos que cuidarnos. O sea, cuando hacemos más de 50 horas por cabeza pues lógicamente hay un desgaste, entonces los roces salen. Cuando estás cansada las cosas se pagan con quien trabajas

M: Pero nosotras tenemos esos roces y luego nos damos un abrazo.

S: Sí, es verdad. Además, todas somos muy conscientes de las situaciones de las otras. Somos conscientes de que no siempre se puede estar arriba. Cuando una está abajo siempre habrá otra que tire.

M: Exacto y lo bueno de esto es que no hay un tercero que te esté pagando, es decir, esto lo hacemos porque nos gusta y tú cuando tienes a alguien que te paga pues echas el 100% aunque estés mal. Una de nuestras máximas es que nos tenemos que cuidar.

E: ¿Qué tipo de talleres hacéis?

S: Los talleres que hacemos giran en torno a las mujeres, lo que sí que es verdad es que siempre intentamos que las circunstancias de estas mujeres se puedan extrapolar de alguna manera con la actualidad. Tenemos un curso que se llama “Ellas también aportaron” en que hablamos de seis mujeres con nombre propio, pero siempre tocando un tema que nos permita hablar de la sororidad, el esfuerzo, o cómo han aportado políticamente o culturalmente estas mujeres. Algo que no solo se quede en lo que hicieron ellas sino en cómo nos ha repercutido y cómo las mujeres de ahora pueden continuar con ello.

M: Además en los talleres y en las visitas lo que queremos es crear un espacio de debate, o sea, nosotras no vamos de expertas, más bien lo contrario, nos gusta hacer preguntas y demás para que la gente interactue. Intentamos, además, que los grupos no sean muy grandes porque así se crea un espacio seguro en donde la gente se siente más cómoda para interactuar y contar sus historias.

E: Es decir, lo interesante es que la gente se pueda ver reflejada en la actualidad, ahora mismo, que con cosas así siguen pasando

M: Sí y, además, creo que es lo que a la gente le llama la atención. En el paseo de las madrileñas hablamos, sobre todo, de mujeres de la Edad Media pero en cada parada hacemos una vuelta al presente y la gente es con lo que se queda al final.

S: Eso es, no podemos entender lo que nos pasa si no miramos para atrás. Pero no mirarlo como una historia muerta. Cada vez que las mujeres parecía que iban a avanzar, de repente pasaba algo, una crisis política, una crisis económica y de repente… otra vez es la mujer la que sufre. Pero a nosotras nos gusta celebrar la historia de las mujeres, ser derrotistas agota, y aunque sea un discurso necesario. Acabamos de ver lo que ha pasado con la ley del aborto que ha sido una victoria a medias…

E: Suele suceder que este tipo de iniciativas acude gente que tiene ya una base feminista, ¿ocurre en vuestros paseos?

S: Bueno, nosotras estamos bastante sorprendidas con esto.

M: Sí, no sé cómo, a través de las redes sociales está teniendo mucho «boom». Hemos salido en medios de comunicación no exclusivamente feministas entonces nos ha llegado gente muy variopinta. Siempre nos preguntan: ¿pueden ir hombres? Y obvio. En general estamos teniendo gente que sí, hay mucha feminista, pero luego también hay gente que nunca se había planteado el feminismo y vienen a un paseo.

S: Uno de nuestros objetivos al principio era no quedarnos en la burbuja feminista. Nos planteamos cómo llegar a los que verdaderamente necesitan la educación feminista.

E: Pero muchos hombres piensan que el feminismo es un ataque. Ese es uno de los muros, ¿no?

S: Eso es desinformación total.

M: Pero mucha gente, sin embargo, se acerca a conocer la historia y es ahí donde hacen click…

E: ¿Y llegáis a niños y niñas?

M: De momento, no. Ha habido peticiones de padres y madres.

S: Cuando yo hacía los tours generales en Londres, los niños estaban apasionados con la historia de las mujeres. Yo he llegado a recibir emails después pidiéndome por favor que hiciera paseos para peques aquí en Madrid. O sea, vienen, pero realmente la dinámica con los peques es totalmente diferente. Nosotras queremos hacerlo bien y necesitamos asesoramiento de personas que trabajen con niños y niñas.

E: Bueno, ellos son un público objetivo muy importante

M: Totalmente, porque cuando eres así de pequeño pues lo absorbes todo y el que vayan conociendo algún nombre, algún hecho en el que estén incluidas las mujeres…

E: Claro y sin embargo es muy importante aportarles referentes femeninos a las niñas

S: ¡Y a los niños! Porque si no, si a la niña le estas dando referentes y a los niños no, entonces los niños van a seguir teniendo referentes solamente masculinos. Van a pensar todavía que ellas no pueden hacer eso porque ellos seguirán siendo los dueños del mundo. Entonces la normalización es necesaria en todos los ámbitos, el feminismo no es solo para las niñas. Y teniendo en cuenta que el machismo es un problema de los hombres que nos afecta a las mujeres… A los niños también hay que darles otros referentes diversos.

E: Además, el referente que se les da a los niños es muy estereotipado, ¿no?

M: Total. Es poder y violencia.

S: Nuestra otra compañera lo decía: “Encuentro todos los libros que quieras sobre niñas fuertes, estereotipos nuevos para niñas, pero claro, ¿qué le enseño al niño?”.

M: Ellos no tienen otros referentes, es decir, ¿cómo van a cambiar los niños si no tienen otros referentes?

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E: Y, para cerrar, ¿creéis que el feminismo actual está actuando correctamente, que está haciendo toda la pedagogía que debería? Es decir, hay gente con opiniones muy distintas sobre esto, ¿vosotras qué pensáis?

S: Es que darnos ese peso a las feministas… es terrible. Hablamos todo el tiempo de feminismo, pero claro, es que hay muchos feminismos. Hay muchas formas de concebir el feminismo porque, por ejemplo, una mujer que trabaja…

M: La triple jornada, por ejemplo. Una mujer así, ¿qué feminismo va a hacer?

S: A ver, lo puede hacer, pero, ¿por qué tiene que ser ella la que, aparte de con sus actos, además deba defender todo esto? Es verdad que somos las que tenemos la información y que debemos aportar nuestro granito de arena, pero obviamente no puede ser igual el feminismo que puedo hacer yo que el feminismo que puede hacer una persona pública visible…

M: Y el feminismo ahora yo creo que está muy bien. Está llegando a mucha gente que antes no llegaba, es decir, ahora ves a actrices hablando de  feminismo, en la tele y la radio hablando de feminismo, de mujeres… Yo creo que, poco a poco, se va a ampliando y llegando más la palabra del feminismo.

S: ¿Sabes qué pasa? Que al mismo tiempo que el feminismo empieza a hacerse más visible hay una reacción machista muy fuerte. Por eso debemos estar muy pendientes de qué se nos vende. O sea, que se nos venda el feminismo de super woman solo para poder llevar a cabo la triple jornada, pues yo no quiero un empoderamiento para eso, yo quiero un empoderamiento para poder elegir otra cosa. Hay que estar alerta.

E: Sin embargo, hay mucha gente que sigue opinando que esto no es feminismo de verdad, el luchar por cosas como esta o la depilación, y que el feminismo real es el de antes…

M: Es que no se ven muy importantes los temas de la depilación, el maquillaje, pero estamos hablado de la objetivización de la mujer al final.

S: Y esa es la base del machismo, esa es una de sus raíces. Además… ¿cómo quieren que sigamos luchando por el voto si eso ya lo hemos conseguido? (Risas)

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