
Más allá de la regla: el ciclo menstrual
Lo que la gente comúnmente denomina como la regla, es decir, como el sangrado que se experimenta una vez al mes debido a la necesidad de expulsar un óvulo no fecundado, es en realidad un proceso más integrado dentro de lo que se conoce como ciclo menstrual.
El ciclo menstrual, como su propio nombre indica, no se resume exclusivamente a dicho sangrado, sino que atraviesa diferentes fases que se deben tener en cuenta, principalmente por motivos de salud.
Biológicamente se dice que el ciclo menstrual completo dura 28 días, sin embargo, es importante saber que el cuerpo humano no es un reloj por lo que su duración dependerá de la persona que lo tenga y de su caso concreto. Muchas veces se producen variaciones de uno a otro ciclo, o de una a otra persona, siendo esto totalmente normal y saludable.
A pesar de lo que muchos piensan, el ciclo menstrual no se resume solo en el sangrado sino que atravesará cuatro fases en las que se sucederán los procesos biológicos necesarios para que se complete el proceso de reproducción. Científicamente, las etapas que atraviesa son las siguientes:
- Fase menstrual: la biología considera que el punto de partida del ciclo menstrual humano es el primer día de sangrado. Durante esta fase, se desprende parte de la pared del útero que estaba preparada para recibir un óvulo fecundado. Se produce un sangrado que se eliminará a través del orificio vaginal.
- Fase folicular: se trata de la preparación del cuerpo para un posible embarazo. El estrógeno (la hormona femenina) informa al revestimiento del útero de que debe engrosarse y desarrollarse para poder recibir un óvulo fecundado. Al mismo tiempo, los ovarios preparan el/los óvulo/s que será/n liberados. Durante esta fase se produce un gran aumento hormonal.
- Fase de la ovulación: se produce la liberación del óvulo.
- Fase lútea: en esta fase se producen grandes cantidades de estrógeno y progesterona, lo que estimula el desarrollo de la pared uterina que se preparará para recibir un óvulo fértil. Llegados a este punto podrían suceder dos cosas: si el óvulo está fecundado pasa al útero y se adhiere al endometrio iniciándose la gestación; si el óvulo no ha sido fecundado la pared del útero se desprende y se inicia el sangrado.
Como podéis observar, cada fase del ciclo menstrual está caracterizada por diferentes procesos y cada una de ella tiene unas consecuencias para el cuerpo en que se gestan. De ahí que muchas veces se experimentes síntomas en consonancia con estos. De hecho, es muy habitual que estos síntomas no solo nos afecten a nivel físico, sino que también tienen su reflejo a nivel emocional e influyen en nuestros patrones de comportamientos. Es importante, por tanto, ser consciente de que el ciclo menstrual es circular y que no solo la regla tiene repercusiones. Es fundamental escuchar y conocer nuestro cuerpo, y darle lo que necesita para que, así, podamos minimizar los posibles malestares que puedan degenerar de estos procesos y poder sentirnos mejor.
Muchas autoras han tenido a bien comparar el ciclo menstrual con las estaciones del año. Así, cada fase del mismo se corresponderá con el otoño, la primavera, el invierno o el verano. Un ejemplo es Miranda Gray que en su libro The Optimized Woman, en que aborda esta temática, distingue estas cuatro fases:

- Fase dinámica: esta autora establece como punto de partida la semana posterior al sangrado. Se trata de un momento equiparable a la estación primaveral en que el organismo experimenta un aumento de energía considerable, como si volviese a florecer.
- Fase expresiva: Coincide con el periodo de ovulación que es el de mayor fertilidad. En el símil estacional se corresponde con el verano y se trata de un momento en que nuestro organismo está más preparado para contactar con el exterior y, en especial, para contactar con el resto de personas. Por lo que es importante que aprovechemos para hacerlo.
- Fase creativa: Coincide con la fase premenstrual, la más peliaguda. Se trata de un momento biológico en el que se produce la liberación de muchas hormonas y en que se pueden experimentar cambios emocionales, físicos y de comportamiento derivados de esto. Se asemeja con el otoño, pues se comienza un progresivo descenso de energía. En esta ocasión, la autora nos anima a transformar este descenso negativo de energía y nuestra actitud más crítica en algo positivo. Un momento fundamental para la creación.
- Fase reflexiva: asemejada con el invierno, se trata del sangrado y del final del ciclo. En este momento nuestro organismo experimenta una fuerte baja de energías y nos pide descanso y reposo. Los procesos que se vienen realizando y el que se está realizando en ese mismo momento desgastan parte de nuestro fuelle por eso es normal sentir un exceso de cansancio. También puede venir acompañado por dolores físicos como cólicos o dolor de cabeza. Es importante darle un respiro a nuestro cuerpo. Además, la autora nos propone que reflexionemos sobre todo el proceso que nuestro cuerpo acaba de realizar.
Llevar un seguimiento de nuestros síntomas y buscar soluciones a los problemas que nos puedan ir surgiendo nos puede ser útil para conocernos y sentirnos mejor.


Un comentario
Pingback: