Salud

Tacones y el efecto que provocan en tu cuerpo

Tacón de aguja, cuadrado, más ancho, más fino, más alto, más bajo… si vamos a una tienda o si nos fijamos en la gente de nuestro alrededor, vemos que hay casi tantos modelos de zapatos como personas, y dentro de la categoría de zapatos de tacón, hay a su vez una gran variedad. Los zapatos de tacón, o simplemente tacones, surgieron en su momento como una prenda de vestir masculina, pero hoy no me detendré a indagar en la historia de cómo este calzado pasó a popularizarse entre las mujeres, ni de cómo se convirtió en un objeto asociado con la feminidad, con todas las presiones estéticas que esto ha supuesto a lo largo de la historia. No, hoy planteo una pregunta: ¿qué le ocurre a nuestro cuerpo cuando llevamos tacones?moda_desnuda_tipos_tacon_fashiolista

Muchas personas pensaréis en aquella noche que salisteis de fiesta a bailar o en la vez que tuvisteis que recorreros media ciudad andando y terminasteis con un horrible dolor de pies y posiblemente alguna ampolla o herida. Pero muchas otras personas, simplemente, tendréis que pensar en vuestro día a día, en que por vuestro trabajo tenéis que vestirlos y seguramente conozcáis el dolor de piernas, rodillas, tobillos, dedos o incluso espalda que los tacones pueden llegar a provocar.

Estos son efectos que se padecen en mayor o menor grado dependiendo de la altura del tacón, su anchura, las horas que los llevemos, si el tobillo está bien sujeto, si el zapato es estrecho, etc. Son numerosas variables que afectan a nuestro cuerpo aunque no nos demos cuenta. Y a la larga, tras meses o años vistiéndolos, las consecuencias, problemas y dolores se agravan.

maxresdefaultEn primer lugar, cuando vestimos tacones nuestro centro de gravedad se desplaza. Los tacones hacen que el cuerpo se incline hacia delante, y para contrarrestarlo, y no caernos, el cuerpo arquea la espalda. Por una parte se piensa que así se saca pecho y se hacen las curvas más evidentes, sin embargo, lo único que supone es que estamos forzando al cuerpo. Esto a la larga, provoca dolores de espalda ya que la columna y la cadera no están correctamente alineadas. La columna vertebral no es recta, tiene dos curvas, una hacia dentro y una hacia afuera, pues el uso reiterado de tacones puede provocar que en un futuro haya un aumento de la curvatura de alguna de estas zonas, es lo que se conoce como aumento de lordosis o cifosis.

En segundo lugar, zonas como las rodillas sufren mayor presión, lo que puede desembocar en que haya más riesgo de sufrir artrosis, es decir, el desgaste de la articulación, o artritis, que es la inflamación de esta zona. Además, haced la siguiente prueba: poneros de puntillas o estirar la punta de vuestro pie hacia delante, al echar el talón hacia atrás o elevarlo notaréis que los músculos de los gemelos se contraen. Esto es lo que sucede con los tacones y de manera reiterada, si no se ejercitan los músculos, puede generar malestar y dolor.

Pero, en tercer y último lugar, la mayoría de problemas se concentran en la zona delantera del pie o en los dedos: hallux rigidus, hallux valgus o dedos martillo, son algunas de las más frecuentes. La primera provoca rigidez en el dedo gordo del pie, lo que supone incapacidad para doblarlo o dolor al caminar. La segunda es la comúnmente conocida como juanetes, que es cuando el hueso del dedo gordo se deforma y se desplaza hacia afuera (hallux significa “dedo gordo” y valgus “hacia afuera”). Y la tercera, sería la deformación de alguno de los dedos del pie en forma de garra. Por lo general, nuestro peso se divide entre el soportado por el talón y la parte delante. Al usar tacones, la mayoría del peso es soportado por la parte delantera. Con un tacón de 6 centímetros, ya se redirige casi el 90% del peso solo a la zona delantera y de los dedos.

Tacones Altos Consecuencias

Estos son los problemas provocados por la altura que tenga el tacón, a mayor altura peor. Pero también hay que tener en cuenta el ancho del tacón, lo recomendable es que el ancho del tacón sea el del zapato. Con tacones de tipo aguja el peso que soporta el talón (aunque sea poco, como acabamos de decir) se apoya en apenas unos centímetros de superficie, lo que supone un mayor riesgo de desequilibrios y caídas, con las correspondientes lesiones que pueda haber en el tobillo. Además, es recomendable buscar zapatos que no aprieten el pie o los dedos, si no tenemos sitio para mover los dedos dentro de un calzado, puede haber presión en las uñas, rozaduras, etc.

Por supuesto, estos efectos en los dedos, pies, tobillos, rodillas, piernas o espalda pueden venir dados por causas genéticas u otro tipo de esfuerzos, movimientos o lesiones. Es decir, podemos torcernos un tobillo sin llevar tacones, podemos caminar mal  o que nos salgan ampollas. Sin embargo, los tacones pueden provocarlos, o agravarlos si ya hay una predisposición a ellos.

De manera que lo ideal es reservar el uso de tacones para ocasiones especiales e intentar que estos sean cómodos y sujeten bien. Sin embargo, hay numerosos trabajos, en los que los tacones son parte de la vestimenta, en la sociedad en la que nos encontramos, en concreto, esto afecta a las mujeres. En trabajos de cara al público, en tiendas, restaurantes, bares, hoteles, azafatas, bailarinas, camareras, son muchas las mujeres que deben vestirlos por ser norma de la empresa. En caso de no poder evitar llevarlos de manera diaria, intentemos que estos sean cómodos y provoquen el menor daño posible.

Lo ideal es vestir un zapato cuyo tacón sea de 2 centímetros, ya que el peso soportado por la parte delantera y el talón es un 50%. Hasta 4 o 5 centímetros es soportable ya que el peso se divide en 60% delante y 40% en el talón. Pero, como dijimos anteriormente, 6 centímetros o más implica desviar casi el 90% de nuestro peso solo a los dedos de los pies. Intentemos que el tacón sea ancho pues mejorará nuestro equilibrio. Si por obligación debe ser un tacón alto busquemos que este tenga cuña en la parte delantera, de manera que aunque el tacón sea alto, la diferencia en realidad en nuestro pie no pase de esos 4 centímetros. Los zapatos de plataforma también son una buena opción y si pueden ser botines, botas o que tengan un buen agarre al tobillo mejor.

Así que si por alguna razón te obligan a llevarlos diariamente alcemos la voz para que no sea así, ya ha habido numerosas empresas que han eliminado la obligación de que sus trabajadoras vistan falda o tacones, a raíz de diversas polémicas. En su defecto, intentemos que sean cómodos y seguros. Si no quieres vestir tacones, no lo hagas, imponte ante la idea de que la “mujer femenina” no viste zapatillas. Si no te han dejado, no has podido y nunca lo has hecho antes y quieres subirte a unos taconazos, ¡hazlo! Cada persona lleva a cabo su lucha diaria de numerosas formas. Vive tu libertad como desees.

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Ilustración de Lola Vendetta

 

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