
Qué es la flora vaginal y por qué necesita cuidados

La flora vaginal pasa muy desapercibida hasta que comienza a darnos problemas y es entonces cuando habríamos deseado estar informadas. Es muy importante y tenemos que saber por qué. Se trata de un conjunto de bacterias, mayoritariamente lactobacilos, que viven de manera natural en la vagina. Los lactobacilos o bacterias del ácido láctico son un tipo de bacterias benignas y necesarias que habitan en nuestro cuerpo y que están presentes en nuestro sistema urinario, digestivo y genital. Este ácido da lugar a la fermentación láctica (proceso necesario, por ejemplo, para la producción de yogur y otros productos fermentados), lo que impide el crecimiento de las bacterias patógenas.

La vagina, en este caso, está expuesta al exterior y requiere unos cuidados especiales para protegerse, por lo que nuestro propio cuerpo genera flora vaginal con esa función. Los lactobacilos tienen una función protectora, ya que mantienen el pH vaginal e impiden la proliferación de estos patógenos, como hemos precisado con anterioridad. La segunda mayor concentración de bacterias del ser humano estaría en la región vaginal, mientras que la primera estaría en el colon (llamado flora o microbiota intestinal). La flora vaginal es, en síntesis, una barrera natural y es esencial cuidarla.
Es importante saber que hay muchos factores condicionantes. La flora vaginal cambia con la edad, se modifica conforme van pasando los años pues también cambia el estado endocrino de la mujer y el funcionamiento de sus ovarios. Influyen la menopausia, las fases del ciclo menstrual y el embarazo. Del mismo modo, el ejercicio, la fatiga, la actividad sexual, el ejercicio, la ropa interior incómoda o de materiales como seda o nailon, los suavizantes agresivos empleados para lavar la ropa, los pantalones ajustados, las duchas vaginales, el uso de determinados jabones o geles que no cuiden el pH de la vagina también afectan. Lo que comemos afecta directamente, un alto consumo de hidratos de carbono y azúcares favorece la aparición de patógenos.

El uso de ciertos medicamentos (y más concretamente los antibióticos) afectan negativamente a la flora ya que su objetivo es eliminar gérmenes y no diferencian entre las bacterias perjudiciales y beneficiosas. Esto rompe el equilibrio y los hongos comienzan a proliferar y existe la posibilidad de que se produzca una candidiasis. ¡Y sí, en un estado de estrés, el sistema de defensas pierde eficacia y los agentes perjudiciales actúan con más facilidad! Take it easy.

Existe la falsa creencia de que las relaciones sexuales son la causa principal de las infecciones vaginales y esto no es así en la mayoría de los casos, como hemos podido comprobar con todo lo que hemos enumerado. Para determinar si estamos sufriendo una infección, debemos observar si la vagina presenta flujo grumoso y blanquecino, irritación, hichazón picores y dolencias al orinar. Es importante investigar qué nos ocurre y ver cómo evoluciona. Puede ser vaginiosis, que es la infección de la vagina, o vaginitis, que se refiere a la inflamación de esta. Los probióticos pueden ayudarnos a mejorar nuestro estado, ingesta de yogur, arándanos, col fermentada, kéfir, chocolate negro o infusiones de jengibre siempre ayuda de manera natural.
Pero, por supuesto, no es producente ni responsable auto diagnosticarse ni tomárselo a la ligera. ¡Siempre es recomendable ir al médico!


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