
Viajar sola en un mundo machista

Cuando buscamos destinos o consejos para viajar solas, una de las primeras conclusiones a las que llegamos es que, quizá, estamos aventurándonos en algo peligroso. Es común toparse con experiencias de viajeras que han tenido que pasar horribles situaciones, consultar listados de consejos para evitar ser atacadas, asaltadas u acosadas y países que hay que evitar a toda costa. En ocasiones, se afirma que la mejor idea es quedarse tranquila en casa. Mientras tanto, si se realiza la misma búsqueda siendo un hombre, los impedimentos apenas existen. Antes de meternos de lleno en el tema en cuestión, abordaremos unos ejemplos que nos servirán para reflexionar después. La pregunta es, ¿por qué viajar sola se considera una actividad de riesgo o, incluso, un acto revolucionario? ¿No debería estar al alcance de todos y todas?
Según una lista elaborada en diciembre de 2017 por el portal Trip.com, con datos recogidos de la revista Forbes, los 10 lugares más peligrosos para viajar si eres mujer son:
- Egipto
2. Marruecos
3. Jamaica
4. India
5. Perú
6. Bahamas
7. Colombia
8. Ecuador
9. Turquía
10. Guatemala
Las razones por las que estos lugares conforman el top 10 de lugares peligrosos son, principalmente y dependiendo del sitio, la alta tasa de crímenes violentos, los ataques terroristas, la inestable situación política, secuestros, ataques sexuales, robos, entre otros. Esto no significa que vaya a ocurrir, en absoluto. Estos destinos pueden ser maravillosos y ofrecer una experiencia inolvidable. Pero estas listas existen por algo, no son capricho, las precauciones siempre hay que tomarlas y más siendo mujer.

Otro ejemplo nos lo facilita Lonely Planet, compañía editora de guías de viaje, que ofrece recomendaciones en su página web y muestra unos apartados específicos que son de interés si eres una mujer viajera. Usaremos el artículo dedicado a Jordania, del que hemos traducido unos cuantos fragmentos significativos:
»Habrá momentos en los que tendrás compañía masculina en Jordania de la que preferirías prescindir. Esto podría implicar bromas irritantes, propuestas de matrimonio o declaraciones de amor. En las ocasiones más raras implicará miradas lascivas y contacto físico -toqueteo en un autobús, por ejemplo. Cuando sea posible, es mejor ignorar esos comportamientos o entenderlos como parte de la experiencia, porque si no algunos individuos arruinarán todo tu viaje.
Los jordanos se sorprenderán de que quieras viajar sola. Los hombres jordanos, que tienen poco o ningún contacto con las mujeres, y mucho menos con el sexo antes del matrimonio, pueden interpretar esto como una invitación para proporcionar compañía. Los estereotipos de mujeres extranjeras basadas en películas y televisión de occidente convencen a algunos de que todas ellas son promiscuas y que acabarán en la cama de cualquiera con facilidad.
No hay nada más ofensivo en Jordania, un país con gran sensibilidad islámica y conservadora, que mostrar demasiada carne. Para minimizar el acoso y ser respetuosa con las costumbres locales, es obligatorio vestirse apropiadamente, sobre todo en pequeños pueblos y áreas rurales.

Consejos para mujeres viajeras
Cosas que deberías hacer
-Sentarse al lado de una mujer en el transporte público, si es posible
-Tener cuidado al aventurarse en partes remotas de Petra, Jerash y Wadi Rum
-Verificar si hay mirillas en las habitaciones y en los baños (particularmente huecos de cigarrillos en las cortinas)
-Colocar una silla contra la puerta cerrada de la habitación de hotel en caso de intrusiones ‘‘accidentales’’
-Pagar por un hotel mejor, generalmente asociado con menos problemas
-Sospechar de los guías enamoradizos
-Preparar una historia ‘‘tapadera’’. Los jordanos estarán desconcertados si no tienes familia o amigos con quienes viajar
-Llevar un anillo de matrimonio -una mujer será más respetada ante los ojos árabes. Una foto de tu marido y niños lo rematará
-Traer tampones y anticonceptivos, son difíciles de encontrar y es vergonzoso comprarlos fuera de Amman
Cosas que no deberías hacer
-No ir a un bar local sin estar acompañada
-No hacer contacto visual con desconocidos. Unas gafas de sol pueden ayudar
-No sentarse en el asiento delantero de un taxi o un coche privado
-No salir a la calle con el pelo mojado, esto aparentemente significa se han mantenido relaciones sexuales recientemente»
Todo esto nos ha parecido absolutamente sorprendente y algunos de estos consejos resultan surrealistas y parece mentira que en pleno siglo XXI tengamos que seguir leyendo algo así, pero es real.
Esta lista y guía son meros ejemplos, cualquier sitio podría ser potencialmente peligroso. No tenemos que irnos a un lugar conflictivo como podía ser Irak, Siria o Venezuela. En cualquier lugar europeo puede ocurrir, en nuestro propio país, en nuestra propia ciudad. Muchas veces salir de casa ya es tan peligroso como salir de viaje. Por desgracia, ningún lugar del mundo es un espacio seguro para una mujer que viaja sola.

En febrero de 2016, dos chicas veinteañeras argentinas llamadas María José Coni y Marina Menegazzo fueron asesinadas por dos hombres mientras viajaban como mochileras por Ecuador. El tratamiento mediático de este caso fue muy polémico ya que múltiples medios y autoridades apuntaban que esto no habría pasado si hubieran ido ‘‘solas’’, es decir, acompañadas de un hombre. En cierto modo, culpabilizaban a las víctimas por tal irresponsabilidad. El revuelo causado a raíz de esto concienció a muchas mujeres que comenzaron a reivindicar su derecho a recorrer libremente el mundo, solas o acompañadas sin tener que arriesgar sus vidas. Así nació la campaña #ITravelAlone.
Ahora, ¿por qué viajar sola siendo mujer es una revolución o un acto de rebeldía? ¿Cuál es el problema de hacerlo? El machismo y el heteropatriarcado son problemas sistemáticos que afectan al mundo entero. Las mujeres, por el simple hecho de serlo, se encontrarán con obstáculos que los hombres no tienen que superar. Estos cuentan con privilegios extra y siempre estarán más seguros.
Existe una probabilidad muy alta de sufrir acoso callejero, ya sea verbal o físico, y es un problema que afecta fundamentalmente a las mujeres. Los piropos, los comentarios lascivos, que nos sigan por la calle, nos toquen y, en los peores casos, nos agredan, violen o asesinen son cosas que podrían ocurrir en cualquier momento. El hecho de caminar solas de noche, salir de fiesta o beber alcohol con total tranquilidad se convierte en algo casi imposible de imaginar. Las mujeres son más vulnerables a sufrir asaltos sexuales en las calles pero, del mismo todo, los propios hombres son más propensos a sufrir ataques violentos en lugares públicos por parte de otros hombres. La serie Sense8 decía que el mal del mundo tiene género. Sacad vuestras propias conclusiones…

La entrada a muchos lugares está prohibida para mujeres, por ejemplo, templos, lugares de culto o algunos establecimientos. De la misma forma, un código de vestimenta concreto es requerido en ocasiones y enseñar las piernas, hombros o cabeza no es viable y se entiende como una provocación. Esto, en el caso de los hombres, no pasa con tanta frecuencia. Así pues, viajar con el periodo es bastante incómodo, doloroso y molesto, pero si el país en el que nos encontramos pone difícil encontrar productos de higiene femenino o medicamentos para combatir el dolor, apaga y vámonos. Y más teniendo en cuenta lo caros que pueden ser y los impuestos que tienen ese tipo de productos. Pasa lo mismo con la píldora anticonceptiva, es particularmente complicado conseguir una sin una receta médica en ciertos territorios.

Aunque parezca surrealista, en algunos lugares es altamente recomendable llevar un anillo de casada y fotos de tu marido o hijos. Al parecer, solo podrás ser respetada y ser válida si eres una mujer casada, si estás bajo la tutela de un hombre. Mejor no hablemos si eres una mujer soltera, no heterosexual o trans…
Aun así, cada vez hay más mujeres se que animan a hacerlo y, de hecho, están surgiendo comunidades para contar las experiencias y compartir consejos. Una de esas comunidades es Viajo sola. El mensaje predominante es el que invita a todas a hacerlo, a perder el miedo, a usar el sentido común y la perspicacia para protegerse y aventurarse en el que podría ser el viaje de nuestras vidas. No debemos sentirnos limitadas, frenadas o dejarnos vencer por los obstáculos. Tenemos los mismos derechos.
Tenemos la libertad de viajar, descubrir y volar. El machismo y el heteropatriarcado no nos volverán a cortar las alas, nunca mejor dicho. Coge tus maletas y sé libre.


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