
El conflicto entre la flora vaginal y los antibióticos

Hace un tiempo os hablábamos de la flora vaginal y los cuidados que requiere. También comentábamos sus factores condicionantes y, más concretamente, los efectos negativos de algunos medicamentos. Ha llegado el día de hablar de la flora y los antibióticos.
Los antibióticos son medicamentos que combaten las infecciones bacterianas, son muy potentes y solo se pueden adquirir después de una receta médica. Los antibióticos destruyen tanto las bacterias nocivas como las beneficiosas, y esto afecta directamente a la flora vaginal (recordemos que se trata de un conjunto de bacterias necesarias para proteger la zona). Los antibióticos cambian el equilibrio normal de los microorganismos de la vagina, lo que facilita un crecimiento de levaduras. Al desaparecer la parte de la flora microbiana protectora pueden proliferar hongos, frecuentemente cándidas.
Los efectos de los antibióticos varían dependiendo de la persona, de la dosis, del tiempo de aplicación o si tienen mayor o menor espectro (si actúan y destruyen a más o menos bacterias). No obstante, sí que es cierto que cuanto mayor sea la dosis, la duración y el espectro, más probabilidades existen de que sufra efectos negativos en la flora.

Por suerte, estos efectos son reversibles pero no dejan de ser preocupantes. Existe la posibilidad de que se conviertan en permanentes si estos episodios se repiten con asiduidad. Para determinar si estamos sufriendo una infección, debemos observar si la vagina presenta flujo grumoso y blanquecino, irritación, hinchazón, picores y dolencias al orinar. Tenemos que investigar qué nos ocurre y ver cómo evoluciona. Es aconsejable acudir a nuestro médico para que nos examine y así recibir el tratamiento adecuado, si fuera necesario y evitar complicaciones.
Es reseñable que, en un estado de estrés, el sistema de defensas también pierde eficacia y los agentes perjudiciales actúan con más facilidad. Por tanto, si notamos algún problema con nuestro flujo, ¡tranquilidad, lo más seguro es que tenga solución a corto plazo! Un 75% de las mujeres padece una infección de estas características a lo largo de su vida, así que es más común de lo que parece.
Para luchar en contra de estas infecciones de manera natural es recomendable el consumo de alimentos probióticos, es decir, aquellos que contienen organismos vivos en su composición para compensar el desequilibrio. Algunos de estos alimentos son yogur natural, arándanos, aceitunas, col fermentada, kéfir, chocolate negro, sopa de miso o infusiones de jengibre.

También existen medicamentos probióticos que se pueden conseguir en una farmacia, pero es importante que un médico nos lo haya sugerido y leer con detenimiento el prospecto para sopesar los efectos secundarios, si los tuviera. Algunos ejemplos son: Aquilea Intimus, Lactoflora Protector Íntimo, Muvagyn Probiótico Vaginal, ArkoBiotics Intima, entre otros.
Ante todo, debemos hacer caso a las indicaciones médicas, hacer un consumo responsable de los antibióticos y de los probióticos. Y, por supuesto, si notamos una tendencia a sufrir dolencias o infecciones con la ingesta de antibióticos, debemos informarlo a nuestro médico para ver qué puede hacer al respecto y tomar las precauciones correspondientes.

