
¿Por qué no tengo orgasmos?

La ausencia de orgasmos femeninos en una relación sexual puede ser muy frecuente, por desgracia. Existe la posibilidad de que muchas veces se deba a nuestra pareja sexual dada la incompatibilidad, la falta de práctica y comunicación o, en el peor de los casos, la falta de empatía y no molestarse por satisfacer al otro. No obstante, si nuestrx compañerx sexual nos conoce y sabe cómo satisfacernos, ¿cómo es que a veces no alcanzamos el orgasmo? ¿Qué le pasa a nuestro cuerpo, qué es lo que va mal? Dejando al margen los problemas anatómicos, que son muy infrecuentes, existen una serie de factores que pueden ser determinantes y suelen pasar inadvertidos.

A continuación exponemos una serie de razones por las que podrías no estar experimentando orgasmos.
1.Suelo pélvico poco ejercitado. El suelo pélvico es un conjunto de ligamentos y músculos que cierran la cavidad abdominal en su parte inferior. Tiene funciones tan importantes como mantener la posición adecuada de los órganos de la pelvis (útero, recto, vejiga y vagina), asegurar la continencia urinaria o proporcionar estabilidad lumbar. Una musculatura debilitada o poco ejercitada no ayuda a la contracción rápida en esa zona, la circulación sanguínea no será tan buena y la excitación sexual tardaría más en lograrse. Todos esto podría retrasar o incluso impedir el orgasmo. Además, no es nada recomendable aguantarse las ganas de ir al baño, pues a la larga también lo debilita. Se pueden realizar ejercicios para entrenarlo y mejorarlo.
2. Estrés, preocupaciones, conflictos. El hecho de estar estresada y tener mil asuntos en la cabeza puede generarnos incomodidad, tensión muscular y la incapacidad de relajarnos del todo. Además, este estado podría bajarnos las oxitocinas, unas hormonas que favorecen a los mecanismos psicológicos y emocionales actúan como un gran desinhibidor.

3. Tabúes y vergüenza. El sexo es experimentar y probar, pero si tenemos demasiados prejuicios, escrúpulos, miedos, tabúes y vergüenza, podemos estar reprimiéndonos y eso no ayuda con los orgasmos. Debemos trabajar en ello y conocernos. Por ejemplo, el cuerpo necesita expresarse y liberarse, hacer ruido y gemir contribuye a estimular el cuerpo. No es necesario forzarlo, que salga sin vergüenza pues es perfectamente natural. Así pues, dejar fluir las fantasías puede ayudar (siempre con consentimiento).
4. Hábitos poco sanos. Ser sedentario o estar todo el día sentado supone que los músculos van a estar contraídos y aletargados durante un largo periodo de tiempo. Esto supone que las respuestas a ciertos estímulos no van a producirse o tardarán más de la cuenta. Un poco de movimiento y ejercicio diario siempre ayudan. Del mismo modo, el consumo alcohol sirve como estimulante sexual pero retrasa el orgasmo. Nos puede hacer sentir muy excitados mentalmente pero al sistema cardiovascular le puede costar asimilar las cantidades de alcohol, bombear la sangre con menos fuerza y tener menos sensibilidad.
5. Ansiedad, depresión. Pueden causar inapetencia o bajo deseo sexual, además de inseguridades e incomodidad y esto frenar que tengamos orgasmos. La falta de confianza o baja autoestima también son razones que causan el mismo efecto. Sin embargo, ayudan a combatir estos trastornos del ánimo ya que son terapéuticos.
6. Falta de autoexploración. La masturbación es una forma de averiguar qué, cómo nos gusta y a través de qué técnicas podemos llegar al orgasmo y así poder guiar a nuestra pareja sexual si fuese necesario. Es importante explorarnos, conocernos, darnos placer si nos apetece.
Estas son solo algunos de los factores que podrían influir, no son los únicos. Resulta necesario investigar qué nos ocurre y buscar una solución, no dejemos de lado nuestra salud y placer.


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