
La «friendzone» o la creencia de que las mujeres te debemos algo
Hoy toca hablar de la friendzone. La temida friendzone. Empecemos por lo básico: no es un concepto banal, forma parte de la cultura popular y es usado amplia y principalmente por los hombres cishetero. De hecho, hasta tiene su propia entrada en Wikipedia. Todo un fenómeno que podría decirse que empezó con el personaje de Ross Geller, de la serie Friends, el cual se niega a reconocer, al principio de la serie, que está en la friendzone de Rachel Green.
A un chico le gusta una chica, se hacen muy buenos amigos y empiezan a salir, cuando el hombre siente que es momento de llevar las cosas un poco más lejos él le pregunta a ella sobre una posible relación pero ella no busca eso por el momento con esa persona ya que solo lo ve como un amigo. En ese momento el enamorado ha entrado en la zona de amistad —Definición de Wikipedia.
El ejemplo de Ross puede servirnos para explicar cómo funciona este fenómeno. Resulta que Ross Geller es el típico tío majo. De hecho, es el tío majo original. El perfecto ejemplo de lo que en inglés se conoce como el Nice Guy Syndrome. No tiene traducción literal en español pero básicamente se trata del Síndrome de Tío Majo. Es muy fácil padecer este síndrome así que, atentos al cuadro clínico.
Con esta afección, un hombre sentirá que tiene el derecho a estar con una mujer simplemente porque ha sido amable con esta. El hombre, en momentos previos al rechazo por parte de ella, suele mostrarse amable y atento. Una vez superada la primera fase de la patología (es decir, una vez ella ya le rechaza) el sujeto suele decir frases tales como “es que solo salís con tíos que os tratan mal” o podrá recurrir al ya mencionado término de la friendzone.
Generalmente, la segunda fase de este suceso suele corresponder con una situación en donde el hombre, fruto del rechazo, intenta, ya sea directa o indirectamente, hacer sentir culpable a la mujer por haberle rechazado. Porque, claro, ¿cómo es posible, después de todo lo que ha hecho por ella?
Así que lo que ha ocurrido ha sido que el afectado por este síndrome, antes de admitir que es posible que esa persona que tanto le gusta, en realidad, no le corresponde, ha creado una zona inexistente, la friendzone, y lo curioso es que es una zona mayoritariamente transitada por hombres. Lo cual nos lleva a preguntarnos, ¿por qué? ¿por qué hay hombres que se creen que por ser amables con una mujer esta les debe corresponder dicho interés, ya sea con una relación o través del sexo?
A nadie le gusta ser rechazado. A nadie le gusta ver cómo la persona por la que uno está interesado no siente lo mismo que él. Hasta ahí llega cualquiera. El problema reside en ese grupo de hombres que no es capaz de asumir que por muy bueno que sean con una mujer, ella no les debe nada. Pero, ¡qué cruel es ella, que con lo majos que han sido, les han enviado por el caminito hacia la friendzone! Y luego, encima, mírala, que a ellos les rechazan y el tonto de turno se la queda.
Mujer, resulta que eres una guarra y una zorra por ejercer tu derecho a decir que sí y, sorpresa, también eres una mala persona por ejercer tu derecho a decir que no, por mandar a alguien (suele ser ese denominado Tío Majo) a la friendzone. Como podéis ver, es una patología que, al parecer, afecta en primera instancia al sujeto que la sufre pero también tiene graves consecuencias para terceras personas, más en concreto, paras las mujeres.
¿Qué consecuencias puede traer la friendzone y el Síndrome del Tío Majo? En primer lugar, suponen culpar a la otra persona de tu rechazo y de tu ego herido. Así que, ¿qué tal si dejamos de pensar que ella es “la mala” por rechazarte y empezamos a darnos cuenta de que una mujer puede querer simple y llanamente tu amistad?
Es aquí donde, como mujeres, nos planteamos: ¿está tratándome bien porque es mi amigo o porque quiere algo conmigo? La duda constante. De hecho, lo que sostiene la friendzone es que cuando tienes un amigo, este es tu amigo pero a disgusto porque no le queda otra. No es que quiera ser tu amigo, es que es lo que le toca. En última instancia, lo que provoca todo esto es la creencia de que los hombres y las mujeres heterosexuales no pueden ser amigos y, si lo son, estará siempre la temida zona de los amigos que en realidad preferirían tener sexo contigo.
Hay un problema de base muy claro: la creencia de que las mujeres hablamos en código. De que las mujeres nos hacemos las duras y en realidad lo que queremos es que nos insistan y nos camelen. En realidad, que seamos simpáticas con un hombre no significa que nos guste y que cuando decimos “no” no queremos decir “insíste un poco más”.
Así que, si crees que estás padeciendo del Síndrome del Tío Majo o si transitas habitualmente esta zona peligrosa llamada friendzone, hay algunas medidas que puedes tomar para solucionar tu situación. En primer lugar, te aconsejamos asumir el rechazo de una forma sana y adulta y, en segundo lugar, aceptar el hecho de que una mujer puede libremente decidir con quién estar, a pesar de tu amabilidad y buenos tratos hacia ella, nada te asegura su correspondencia. Una buena dosis de realidad al día podría solucionar tu problema. Aquí tienes la primera toma: la friendzone no existe.

