
Cinco series que explotan el queerbaiting para atraer al público LGTB+
La semana pasada hablábamos del queerbaiting que hicieron los productores y responsables de la serie de animación Voltron: el defensor legendario. También comentábamos el profundo descontento de la parte LGTB+ del fandom ante este hecho. Y, por supuesto, tocamos el tema del frecuente destino trágico al que suelen enfrentarse los personajes LGTB+ en la ficción.
El queerbaiting es la práctica audiovisual de crear tensión sexual y/o romántica entre dos personajes del mismo sexo sin intención de desarrollar verdaderamente la relación entre ellos o cuestionar su sexualidad. Se emplea como cebo para atraer un público LGTB+ ansioso por conseguir representación en la pantalla, pues no es habitual que esto ocurra. También es queerbaiting inflar las expectativas del público al hacer canon (convertir en real) una relación que acaba a los pocos minutos de empezar. Este era el caso de la tan polémica séptima temporada de Voltron.
Al principio, muchos creadores justificaban el queerbaiting como la única manera de poder poner en pantalla una relación de este tipo. La cruda realidad es que es una estrategia de marketing perversa que, a día de hoy, sigue utilizándose con frecuencia. A continuación, os presentamos cinco series que hacen un queerbaiting casi diabólico. Así que, ¡poneos vuestros visores violetas y comencemos!
RIVERDALE
Riverdale es una serie de ficción lanzada por la productora Warner Bros. Television en enero de 2017, y que está basada en los cómics Archie (John L. Goldwater). En ella seguimos a un grupo mixto de adolescentes que viven en la población de Riverdale. La misteriosa desaparición del jóven Jason Blossom los envolverá a todos en una macabra trama de suspense. La serie tiene como principal target al público juvenil, hecho que hace que los dramas afectivo-sexuales sobren.
Si bien es cierto que la trama presenta a un personaje (secundario) gay que llega incluso a mantener una relación homosexual (un poco trágica, pero como todas las de la serie), el show fue acusado de hacer queerbaiting. Y no les faltaba razón.

En el primer episodio de la temporada uno, en el mismo piloto, los dos personajes femeninos principales, Verónica Lodge (Camila Mendes) y Betty Cooper (Lili Reinhart), se daban un beso enfrente de todo el equipo de animadoras. Por supuesto, durante el resto del capítulo se aprecia cierta tensión sexual entre ellas. Y, claro está, al final las dos resultan ser heterosexuales y acaban emparejadas con los dos personajes masculinos principales, Jughead (Cole Sprouse) y Archie Andrews (KJ Apa).

Lo que se dice un queerbaiting old school estratégicamente colocado en el piloto para llamar la atención de las personas LGTB+.
THE 100
The 100 es un show de ficción post-apocalíptico y dramático basado en la novela homónima de Kass Morgan. No es la primera vez que hablamos de esta serie en la revista. Ya lo hicimos en el artículo «Ocho series feministas (o casi) para este otoño». Ya os hablamos del trasfondo feminista importante que presenta su narrativa en que, tras un desastre nuclear que provocó que los pocos supervivientes humanos se fueran al espacio, cien jóvenes son devueltos al planeta para comprobar su habitabilidad. Cuál es su sorpresa cuando se dan cuenta de que en la Tierra sigue habiendo otros humanos y que su llegada no les ha hecho ninguna gracias.
Si bien es cierto que el mensaje feminista que envía The 100 es potente, también lo es que existe queerbaiting entre sus capítulos. Me estoy refiriendo a la pareja lésbica que forman Clarke (Eliza Taylor) y Lexa (Alicia Debman-Carey), líderes respectivas de cada uno de sus grupos.
Si ya en la segunda temporada apreciábamos una increíble tensión sexual resuelta con un breve beso, en la tercera la historia romántica entre estas dos mujeres se hacía canon para, minutos después, asesinar a una de ellas. Lo que a partir de ahora llamaré «marcarse un Voltron» (ya, ya se que esta serie es anterior). El trágico final le tocó a Lexa, quien murió a causa de una bala que iba dirigida a Clarke pero que, por azares del destino, acabó en el corazón de Lexa mientras esta, inocente, cruzaba una puerta. Por supuesto, la ira de los fans del show, que veían la posibilidad de verse representados en pantalla, no tardó en llegar.

La productora justifica la decisión narrativa en que la actriz que interpreta a Lexa, Alicia Debman-Carey, iba a abandonar la serie para empezar a trabajar en Fear The Walking Death. Sin embargo, la fugaz historia de amor entre las dos mujeres y la manera tan estúpida en que tan importante personaje muere, nos hace pensar que el queerbaiting es una etiqueta apropiada para este final trágico.
SHERLOCK
Si algún diccionario recoge el término queerbaiting, la fotografía que usan para ilustrarlo es el cartel de la serie Sherlock. Lo tiene todo.
Se trata de una serie realizada por la BBC y estrenada en el año 2010 que cuenta con trece episodios recogidos en cuatro temporadas. La serie sigue al mítico y famoso detective Sherlock Holmes (Benedict Cumberbatch) y a su fiel ayudante el Doctor Watson (Martin Freeman) en sus macabras y complejas aventuras. Cada episodio desarrolla un difícil caso que, haciendo uso de sus increíbles habilidades e inteligencia, Holmes resolverá. Siempre con ayuda de su simpático y humano compañero.
Los fans de la serie han llegado incluso a firmar una petición en change.org para que sus creadores, Mark Gatiss y Steven Moffat, expliquen y justifiquen la intensa tensión sexual no resuelta que existe entre los dos personajes principales. No solo los momento en que la situación y el diálogo toma una doble lectura, sino también las escenas de celos que ambos protagonizan, aquellas en que se dicen abiertamente que «se quieren» o en las que discuten como si fueran un matrimonio. De esa manera en que solo discutes con alguien que quieres de esa forma especial y con la que tienes esa clase de complicidad, que, por cierto, la serie también sugiere.

Por último, no solo existe tensión entre Watson y Holmes, sino también entre este último y su principal archienemigo Moriarty, con el que incluso llega a darse un beso. Es por esto que los fans piden a los creadores que exploren y muestren más a fondo la orientación sexual del detective, que la serie deja claro que es cualquiera menos heterosexual.
Sin embargo, los creadores, productores y actores niegan que nada de esto sea cierto y recriminan al fandom ver cosas que no existen. Se resume en dos palabras: ¡QUEER-BAITING! Vale, en realidad solo es una.
TEENWOLF
Teenwolf es una serie estrenada en el año 2011 en MTV y basada en una película homónima del año 1985. Es un drama sobrenatural cuya acción se inicia cuando Scott McCall (Tyler Posey) es mordido por un hombre lobo y se convierte en un licántropo también. A partir de este momento, Scott descubre junto a sus amigos que el mundo no es tan normal como pensaban.
En este caso el queerbaiting se desarrolla entre dos personajes secundarios que, eventualmente, acaban tomando bastante importancia en la narrativa. Los personajes en cuestión son el mejor amigo de Scott (Dylan O´Brien) y el otro hombre-lobo, Derek Hale (Tyler Hoechlin), el chico misterioso del show. Aunque en todo momento se deja más que claro que ambos sienten afinidad hacia las mujeres, la serie no para de ponerles en situaciones incomodas y momentos de alta tensión sexual. En mi opinión, hay momentos de flirteo claro entre ambos y algún que otro ataque de celos (quizás moderado).

Tal era la insinuación por parte de la serie y la lectura que se hacia de la misma, que muchos fueron los fans que la recomendaron únicamente por esta «relación». Al mismo tiempo, no fueron pocos los que la empezaron a ver solo por esto.
Puede que en esta ocasión el fandom crease mucha más expectación de lo que la serie lo hizo. Pero está claro que las escenas se crearon con determinado propósito y que, una vez los responsables de la misma conocieron el intenso amor de parte de los aficionados, estas se incrementaron sin motivo alguno. ¿Fanservice? Probablemente.
KISS ME FIRST
Comentamos ahora la más jóven de todas las series que hemos empleado en este artículo. Se trata de una producción original de Netflix y Channel 4 que empezó a emitirse en este último canal el pasado ocho de abril.
La serie está protagonizada por Leila (Tallulah Rose), una jóven británica solitaria que acaba de perder a su madre y que se refugia del mundo real en el virtual Azana. Se trata de un videojuego que recuerda al Oasis de Ready Player One, totalmente inmersivo y que precisa de modernos artilugios como visores y guantes hápticos para jugarlo. La trama comienza a ponerse interesante cuando Leila, a través de su avatar Shadowfox, conoce a Mania y su curioso grupo de amigos. La cosa se pone aún más intensa cuando al día siguiente Mania se presenta en persona a Leila como Tess . Es entonces cuando comienza la verdadera acción.

No os voy a mentir, aunque es extraña y peca de incoherente en alguna ocasión, la serie es entretenida y ahonda en algunos conceptos muy interesantes. Sin embargo, el queerbaiting es visible desde el primer momento en que Leila y Tess se encuentra. Es evidente que la serie te lleva a pensar en todo momento que Leila tiene un crush con su nueva amiga. Planos subjetivos, escenas en las que una está sentada encima de otra, caras pegadas, en más de una ocasión duermen desnudas y… más miradas subjetivas…

Por supuesto nada ocurre. Al final, Leila acaba manteniendo una forzada relación con uno de los hombres de la historia. La tensión sexual hasta entonces explotada entre las dos mujeres se disfraza de admiración y profunda amistad. Lo típico, ¡mujeres que son solo amigas!
Y sí, puede parecer que he hecho algunos spoilers de las series que he introducido en este artículo, pero, si os paráis a pensar, lo único que he hecho es salvaros de pensar que ninguna de estas relaciones va a acabar como la narrativa parece prometer que acaban. ¡Basta ya de que nos traten como ilusos! No queremos queerbaiting, queremos una representación digna. La representación que nos merecemos.
Dia del Orgullo 2021


2 Comentarios
dawnisnotcrazy
Marcarse un Voltron me ha matado, pero que rabia con Kiss me first. Yo pensaba que iba a ser una de las pocas con una relación lésbica sin tener que decir: Hola soy lesbiana y tú tbn.
Valeria
Bueno, la verdad que aquí el problemas es que se piensa que se necesita representación de algo como si cambiáramos de gama de colores; no hay diferencia entre que una chica este con un chico o con una chica, más que el que son personajes diferentes. Es entendible la queja por las relaciones forzadas o el fanservice, más no por las escenas que los fans interpretan como tensión sexual. Acaso todos nosotros nos hemos enrrollado con cualquier persona con que hayamos tenido momentos así? Yo creo que no. Por ejemplo Sherlock: Si, los shipper, ¿quien no? Es obvio que parecen una pareja, pero… ¿Se han leído los libros? Para caballeros ingleses de la época esos dos estaban super colgados el uno por el otro (en serio, sus escenas eran el equivalente inglés antiguo de liarse cada dos segundos), y aún así solo eran amigos. Una cosa es que nos den fanservice y otra cagarse en los libros de Conan Doyle. Y lo mismo aplica a casi todo, una cosa es fanservice y otra muy diferente canonizar una pareja por caprichitos de un colectivo.