
¿Arqueología de género? Sí, gracias
José María Muruzábal manifestó su descontento ante unas jornadas de Arqueología de Género celebradas en el museo de Navarra, el pasado 19 de septiembre, a través de un artículo publicado en el diario de Navarra, con título «¿Arqueología de género?«. Al inicio del escrito hace mención al feminismo como una moda y no como una lucha que se basa en la justicia social. Además, se refiere al movimiento con afirmaciones de todo un rigor periodístico, como “debates inútiles” o “empezamos a estar ya cansados de tanta gaita”, lo que nos lleva a recordar las palabras de Virginia Woolf, que en su libro, «Una Habitación Propia», expuso: “la historia de la oposición de los hombres a la emancipación de las mujeres es más interesante quizá que el relato de la emancipación misma. Podría escribirse sobre ello un libro divertido (…)”. Y, en efecto, así sigue siendo.
El autor recurre al casposo -es que ya hay igualdad ¿qué más quieren?- nombrando a arqueólogas que trabajan en el museo de Navarra. Así, expone: “el Museo de Navarra tiene directoras desde hace bastante tiempo y la práctica totalidad del personal es también femenino”. Prosigue aludiendo a la capacitación profesional cuando la desigualdad estructural y de poder en los museos es una realidad. Permítame dudar que si menos de un 10% de artistas y directoras de arte en museos españoles son mujeres sea por su incapacidad cuando son más del 60% en las carreras de arte. Datos que me asombra que desconozca dedicándose a esta disciplina.
En el subtítulo se indica que Muruzábal “pone en evidencia el desquiciamiento social al que se ha llegado con el tema” cuando lo que realmente pone en evidencia es que ni siquiera ha leído con detenimiento el programa de la actividad. En él se explica que la profesora Margarita Sánchez Romero hablaría sobre «cómo la no presencia de las mujeres en los discursos acerca de las sociedades prehistóricas no tiene que ver con la dificultad para detectarlas, sino con prejuicios y convencionalismos instaurados en la Arqueología».
De tal forma que la conferencia no estaba centrada en el personal del museo de Navarra como intenta hacer ver el historiador, sino en el discurso arqueológico, es decir, en revindicar el papel que tuvieron las mujeres en el pasado que ha quedado invisibilizado bajo una mirada androcentrista. Por tanto, la perspectiva de género en su aplicación en los museos no debe entenderse como una moda, sino como una parte esencial que nos permite conocer cómo eran las relaciones de género en esas sociedades. Así pues, en las jornadas se indagaba acerca de la necesidad de que los museos arqueológicos sean espacios que reflejen la diversidad de nuestras sociedades pasadas, lo que implica no dejar fuera ningún género.
Igualmente, si estuviera centrado en la presencia de mujeres en las direcciones de museos tampoco estaría en lo cierto puesto que estas no sólo han sido excluidas de la historia, también de los museos en general. Sin irnos muy lejos, el Prado tiene cuatro obras de mujeres expuestas y ha realizado sólo una exposición individual de una mujer artista en sus 200 años. Según los datos recogidos por MAV (Mujeres en las Artes Visuales), en ARCO 2017, una de las ferias de arte más importantes de España, tan sólo 5 de cada 100 artistas eran mujeres españolas. Y en 2018 solamente el 6% son artistas femeninas. Y ya si nos vamos a los puestos directivos los datos son abrumadores, aunque la presencia de mujeres en el arte, repito, no es el foco principal de estas conferencias.
Es preciso destacar la manera en que la mirada de las mujeres ha quedado excluida del espacio público de igual manera que del discurso histórico. La arqueóloga y profesora Sánchez Romero manifiesta, en una entrevista para ese mismo diario, que la Arqueología ha dejado de lado cuestiones que tienen que ver con la cotidianeidad, invisibilizando el trabajo de nuestras antepasadas. “Ninguna sociedad podría vivir sin socializar, cuidar, preparar el alimento, actividades que porque han estado vinculadas al universo femenino, no han formado parte del discurso histórico(…) estas actividades tienen que estar en el centro de la explicación” reivindica.
En definitiva, ¿por qué molesta tanto cuestionar si la Prehistoria fue realmente como se ha transmitido o son interpretaciones androcéntricas? ¿Qué hay de malo en dotar a los museos de una memoria que reconozca el pasado de las mujeres como sujetos y no como objetos pasivos? En cualquier caso, si les chirría, compañeras, es que vamos por buen camino. ¿Arqueología de género para recuperar la historia de las mujeres? sí, gracias.
Sobre la autora: Nadia Martín, graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Ha formado parte de la Asociación de Mujeres Profesionales en Medios de Comunicación, Off Magazine, La Provincia y FN Noticias. Formación en "Feminismo y políticas de igualdad‟ por la escuela Clara Campoamor, en "Periodismo y género‟ por El País y en Violencia de Género por el Instituto de Género de la UC3M. Actualmente realizando el Máster en Estudios Interdisciplinares de género. Y llevando a cabo el proyecto fotografía feminista www.nadiamartinfoto.com


Un comentario
Pío Daniel
Hay que estar superaburrido para hablar de Arqueología de género. Esta dinámica no lleva a ningún sitio. Lo próximo será la filosofía de género, la óptometría de género y hasta la construcción de guitarras de género.
Como decía un profesor mío «Dios limitó la inteligencia humana, y concedio a la estupidez una expansión galáctica».