Sociedad

Bisexuales vs. Pansexuales: la etiqueta en disputa

Antes de que empieces a leer, queremos dejar claro que la elección de una etiqueta es algo personal que debe realizarse de dentro hacia fuera y no al revés. Nadie tiene el derecho de colocar sobre otra persona una etiqueta con la que dice no sentirse identificado. Cada individuo sabe qué es exactamente lo que siente y lo que considera que le atrae. El resto no conoce esta información con exactitud.

Se oye mucho que existe un enfrentamiento entre dos etiquetas dentro del LGTBIQ+. Me refiero, claro está, al debate abierto entre bisexuales y pansexuales. Los primeros acusan a los segundos de bifobia al inventar una etiqueta nueva que invisibiliza la bisexualidad. Los segundos dicen, entre otras cosas, que la etiqueta bisexual se queda corta en un mundo que ya no es binario. Y a muchos no les queda claro el motivo por el que estas dos posturas se enfrentan y se sienten del todo desinformados. Pues bien, hoy en las gafas violetas vamos a hacer un breve repaso histórico de ambas etiquetas y vamos a conocer los motivos de discordia que existen entre ellas. Vamos a intentar que esta aproximación sea lo más neutral posible para que el propio lector saque las conclusiones que crea oportunas. ¡Empezamos!

Historia de la bisexualidad

La palabra bisexual existe desde mediados del siglo XIX. En este momento, se empleaba para definir a las personas que nacen con una combinación de características biológicas masculinas y femeninas, como cromosomas o genitales. Es decir, el término primigenio se empleaba para designar lo que ahora conocemos bajo la etiqueta de intersexual. Si bien siempre han existido, a finales de este siglo empiezan surgir las primeras teorías sobre orientaciones sexuales entre personas del mismo género. Se intentó naturalizar estas prácticas que, en ese momento, eran consideradas como pecaminosas e ilegítimas. Estás teorías abordaban que estas conductas eran algo innato al ser humano y que, por tanto, este no tenía poder de elección sobre las mismas. Por supuesto, la implacable sociedad no estaba de acuerdo y continuo con su empeño en corregirlas, disfrazándolas de enfermedad.

Se empezaron a desarrollar numerosos estudios, como los referentes a la teoría de la inversión sexual, que trataban de demostrar que lo único correcto era la heterosexualidad. En el desarrollo de estos, empezaron a recogerse datos de personas que bajo la denominación «hermafroditas psicosexuales» que probaban sentir atracción tanto por hombres como por mujeres.  Por supuesto, estos estudios decían que estas personas se encontraban en estado de «duda e incertidumbre», algo que, a pesar del paso del tiempo por desgracia se sigue pensando. El motivo real de todo esto era que la existencia de bisexuales suponía un peligro en las investigaciones que se llevaban acabo. Así como ponía en riesgo el concepto de monogamia, al supone que alguien a quien le gustan los dos géneros, necesitará en su vida más de una persona.

Más adelante, Freud reorientaría el término bisexual para referirse a la orientación y no a la indiferenciación sexual. Freud decía que la naturaleza humana es bisexual. Todos nacemos de esta forma y cuando crecemos acabamos cogiendo un objeto de atracción. Podría ser la opción acertada, si elegías el género contrario, o no aceptada, si elegías el mismo. Esto hizo que la bisexualidad se relacionase con la infancia y la inmadurez.Puede decirse que de aquí viene el famoso dicho de que «la bisexualidad no es más que una fase». (Los bisexuales te lo agradecen, Freud (ironía)).

Más tarde llegaría la escala de Kinsey que construye la idea de bisexual a través de la combinación de los dos extremos: la homosexualidad y heterosexualidad puras. Por supuesto, todo esto refuerza el binarismo existente en la sociedad.

Actualmente, son muchos los bisexuales que abogan por un cambio de la definición tradicional que se hace de su etiqueta. Si bien todo el mundo entiende por bisexual una persona a la que le atraen hombre y mujeres, se quiere cambiar la definición por la de «orientación sexual enfocada hacia personas de sexo o género igual o diferente al propio, no necesariamente al mismo tiempo, ni del mismo modo o con la misma intensidad». Con esta nueva definición, los bisexuales pretenden derribar varios estigmas. Para empezar, quieren eliminar la idea de que sienten atracción tan solo por personas del género binario. Continuando, pretenden afirmar que la atracción no es un 50/50, sino que es diferente en función a la persona por la que se sientan atraída. 

historia de la pansexualidad

La palabra pansexualidad tiene su origen en el concepto de «pansexualismo», empleado a principios del siglo XX por los críticos de Freud para etiquetar su visión de que la mayoría de las conductas humanas derivan de los instintos sexuales.

El término como tal comienza a utilizarse durante la década de 1970. En 1974, pansexual aparecía en un artículo para designar una orientación sexual junto a términos como bisexual y polisexual. Y ya en 1982, la escritora Rita Mae Brown en una entrevista confesó haber sido expulsada de la Universidad de Florida por su pansexualidad,  empleando el término como se conoce hoy en día.

A partir de los años 90, con la visibilización de los géneros no binarios, comienza a definirse como la orientación sexual definida por la atracción independiente de género y sexo.

la atracción en juego

El verdadero eje de toda la disputa existente entre bisexuales y pansexuales es el cambio que en la concepción de identidad de género y el progresivo derribe de la dualidad del constructo que la define. Es decir, hemos pasado de conocer un mundo exclusivamente binario, a otro en que esto se cuestionan y aparecen corrientes alternativas a ello.

Esto provocó una escisión entre aquellos que decían sentirse bisexuales. Debemos recordar que en un primer momento la bisexualidad como una etiqueta para definir a aquellos que sentían atracción por ambos géneros. Esto llevó a que mucho integrantes de este colectivo se decidieran por ampliar la definición, mientras que otros se decantasen por crear otra nueva. Es aquí desde donde parte la disputa.

Los bisexuales tachan la pansexualidad de etiqueta bífoba, pues entienden que puede existir una asimilación del concepto sin necesidad de existir dos etiquetas para designar lo mismo, al plantear que puede ser confuso y puede tener su origen en evitar las consecuencias de los prejuicios asociados a la etiqueta de bisexual. Además, también hay quienes dicen que se trata de una etiqueta transfoba, pues son muchos los pansexuales que tienden a distinguirlos de hombres y mujeres, es decir, utilizan construcciones oracionales como «me gustan los hombres, las mujeres y los transexuales» o «a los pansexuales nos gustan los hombres, mujeres y transexuales».

Por su parte, los pansexuales defienden que la etiqueta bisexual está muy limitada y que se sigue teniendo la misma concepción binaria que en su origen. Además defienden la legitimidad de su etiqueta y la validez de la misma.

Pues aquí tenéis alguna información histórica sobre las dos etiquetas y los motivos principales de su disputa. Ahora os toca a vosotros reflexionar y sacar una conclusión de todo esto.

 

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