Cultura

Masculinidades alternativas en el cine, música y televisión

Valentino, RuPaul, Mercury
Valentino, RuPaul, Mercury

Los ejemplos de Rudolph Valentino, Freddie Mercury y RuPaul Charles son adecuados para mostrar hombres no normativos que han roto estereotipos y han contribuido a la visibilidad de una masculinidad alternativa.

A lo largo de la historia, la figura del género masculino ha sido representada en diferentes terrenos artísticos con características específicas y patrones de comportamiento. Sin embargo, es sabido que la sociedad patriarcal en la que vivimos es la responsable de estas representaciones tóxicas y dañinas. La masculinidad tóxica se refiere a las actitudes socialmente construidas que describen el género masculino como dominante, violento, inexpresivo y carente de sentimientos. Vamos con los ejemplos que rompen con esta nocividad.

Rudolph Valentino, nacido en 1895, fue un actor italiano que emigró a Estados Unidos en 1913. Fue muy exitoso gracias a su gran carisma en uno de los periodos más xenófobos de la historia de EE. UU. y pronto se convirtió en una leyenda del cine.

Valentino experimentó una feminización sistemática de su persona y su representación cinematográfica chocaba con los estándares de identidad masculina en los años 20. Fue mostrado como un hombre vulnerable que vestía y se comportaba de una forma no normativa. Encarnaba a bailarines o toreros en sus películas (The Sheik, Blood and Sand) y durante estas actuaciones vestía trajes y vestidos llamativos y brillantes, es decir, vestimenta socialmente entendida ‘‘para mujer’’ en aquella época. Mostró siempre ambigüedad sexual y un inusual encanto exótico. El actor italiano ocupó la posición de objeto erótico, lugar que solía ocupar la mujer. Desde luego, algo muy poco común y revolucionario para los tiempos que corrían.

A lo largo de los años 70, la memorable figura de Freddie Mercury emergió y conoció su auge en las siguientes dos décadas. Nacido en 1946, fue un cantante, compositor y la voz principal de la banda de rock Queen. Este británico fue el creador de grandes hits como Don’t stop me now, We are the Champions y Bohemian Rhapsody .

Mercury abrazó una estética andrógina y rechazó las rígidas ideas de masculinidad y formas de vestir socialmente ‘‘aceptables’’. Las vestimentas de Freddie eran extravagantes, glamurosas e icónicas durante los años 80. Sus letras hablaban sobre la liberación y, aparentemente, salir del armario. Sus vídeos fueron censurados en EE. UU. durante una larga temporada. Freddie Mercury era bisexual, aunque siempre se le consideró gay. Actualmente, si alguien sale con una persona de género opuesto al suyo, automáticamente se asume que es heterosexual. Por el contrario, si alguien sale con una persona de su mismo género, se le considera homosexual. ¿Qué ocurre con la gente bisexual? Aquí se demuestra el problema de la invisibilidad.

Aunque no salió del armario explícitamente, nunca escondió nada. Es sabido que tuvo varias relaciones tanto con hombres como mujeres, y su bisexualidad se consideraba como un secreto abierto. Nunca tuvo miedo de desafiar las expectativas de género y su ejemplo sirve, sin duda, para visibilizar.

Así, finalmente, RuPaul también ejemplifica estas ideas. Es un drag queen, modelo, cantante, actor y personalidad de televisión nacido en California en el año 1960. Ha recibido tres premios Emmy y se le considera el drag queen más influyente y exitoso del mundo.

No se puede hablar de Rupaul sin nombrar el reality show que presenta, Rupaul’s Drag Race, una competición repleta de retos entre un grupo de hombres no normativos y vestidos con los más llamativos y esperpénticos looks. Pero, al margen de todo esto, estas showgirls tienen un mensaje político. Drag significa libertad y una manera de rebelarse y romper los estereotipos. Como bien dijo Rupaul:

Las personas que hacen drag y lo convierten en su profesión en una cultura dominada por hombres tienen que superar una dura guerra emocional, ya que la sociedad les dice ‘‘no deberías hacer eso’’.

Por lo tanto, estas tres personalidades demuestran que es posible alejarse de la masculinidad tóxica y que las alternativas existen y son totalmente válidas. No olvidemos que está bien llorar, mostrar emociones. Los hombres no están obligados a cumplir con el nocivo rol masculino impuesto.

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