Salud

Circuncisión: mutilación o beneficio

Muchas personas nacen llorando, otras han salido al mundo a través de una cesárea, algunas traían el cordón umbilical enrollado al cuello o pretendían salir de culo. Pero independientemente de esto, la vida de todas ellas queda determinada en unos pocos segundos, los que se tarda en ver si lo que posee es una vagina o un pene. A veces, todo el mecanismo, que marcará lo que es vivir siendo mujer o siendo hombre, se pone en marcha, incluso, cuando todavía se encontraban en el útero.

Todo comienza a girar alrededor de los genitales, desde cómo la sociedad vaya a percibir el género con el que cada persona se identifique, su forma de vestir, cómo deba disfrutar de su sexualidad, qué partes del cuerpo puede mostrar y en qué medida, hasta rituales religiosos y culturales realizados a lo ancho y largo del mundo.

En anteriores artículos de Las Gafas Violetas, ya se comentó la violencia ejercida hacia las mujeres a través de la mutilación de sus órganos sexuales, y la necesidad de implantar medidas a nivel educativo, médico, jurídico e internacional, más allá de prohibirla meramente.

Dentro de la mutilación genital femenina se encuentran procesos, como la infibulación consistente en cortar los labios menores y mayores para así coserlos y cerrar toda la abertura de la vagina, dejando solo un pequeño orificio para que pueda salir la orina y la menstruación.

En este y otro tipo de procedimientos, entran en juego ideas sobre la higiene de la mujer, lo impuro de estas partes del cuerpo, la intención de limitar su placer sexual hasta el matrimonio, controlar el que se pueda quedar embarazada, e iniciarla en la edad adulta.

No obstante, recientemente ha comenzado ha surgir una amplia polémica con respecto a la circuncisión. Este es el nombre que recibe el proceso quirúrgico por el cual se retira la piel del prepucio del pene, dejando la zona del glande al descubierto.

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Se ha comparado con mutilaciones genitales, como la ablación del clítoris, que es la extirpación parcial o total de esta parte del cuerpo. Sin embargo, si bien comparar ambos procesos sería como igualar el hacerse un piercing con el hecho de cortarse una oreja, hay varias cuestiones a reflexionar sobre la circuncisión.

La circuncisión es una de las prácticas quirúrgicas más antiguas realizadas junto a la trepanación, la cual ha sido observada hasta en cráneos prehistóricos. Pinturas rupestres de hace 20.000 años de antigüedad, estatuillas hechas hace más de 10.000 años, grabados egipcios, etc. Son muchas las pruebas de que este procedimiento lleva bastante tiempo acompañando al ser humano, especialmente al hombre.

Datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud

Esta se practica principalmente en regiones del mundo como África, sobre todo en los países árabes del norte, Oriente Medio, Australia y Estados Unidos. Su origen se localiza en Egipto, donde se considera que se realizaba a sacerdotes y clases altas como símbolo de higiene y purificación, pero también a muchos niños desde pequeños para evitar infecciones por la arena o las aguas del Nilo e incluso a esclavos como una humillación y marca de sumisión.

Escena de circuncisión en la tumba de Ankhmahor

Esta práctica pasaría a las primeras poblaciones judías asentadas en Egipto durante siglos, que luego en su expansión y difusión llevarían a otras partes del mundo, con una marcada significación religiosa, al simbolizar, en este caso, el pacto entre el pueblo judío y Dios. Con el paso del tiempo se convirtió en una tradición presente en judíos, cristianos y posteriormente musulmanes, que incluyeron en el islam esta costumbre preislámica.

A los motivos relacionados con la higiene y las creencias religiosas, se suma la concepción de la circuncisión como un paso necesario hacia la edad adulta, es por ello que se encuentra en numerosas partes de África y Australia.

Por último, cabe decir, que durante los siglos XVIII y XIX se realizó en Europa para controlar el placer sexual de los varones al querer evitar con ello la masturbación.

De tal forma, que no hay tantas diferencias con los argumentos existentes tras las prácticas de mutilación genital femenina, incluyendo que la realización de circuncisiones en ámbitos poco salubres o llevada a cabo por personas que no estén cualificadas para ello puede derivar en graves consecuencias, como infecciones, desangrados, e incluso la muerte del niño, ya que esta suele practicarse a los pocos días de nacer, durante la infancia o al principio de la adolescencia.

No obstante, mientras que cualquier tipo de lesión en los órganos sexuales femeninos no proporcionan ningún beneficio, la circuncisión sí puede ser notablemente favorable para aquellas personas que posean pene.

Causas medicas principales

Fimosis. Consiste en que no es posible retirar al prepucio para dejar el glande al descubierto. Puede haber de dos tipos: en primer lugar, la fimosis fisiológica es la que se observa en los recién nacidos. No es una fimosis per se, ya que es habitual que hasta el primer año de edad la piel del prepucio esté todavía unida al glande y que esto persista hasta los tres años. En este caso, no sería necesaria la circuncisión, ya que, con los propios hábitos de limpieza y el crecimiento normal del cuerpo, el prepucio se irá conformando para poder subir y bajar sin problemas. Y, en segundo lugar, aquella que aparece o persiste hasta la edad adulta fruto de la herencia genética, falta de higiene, infecciones o problemas dermatológicos.

Banalitis. Es la inflamación persistente del glande debido a que se padece fimosis o no se limpia debidamente la zona. Es común que por la falta de higiene se produzcan quistes de esmegma, es decir, la acumulación de una sustancia blanquecina compuesta por piel muerta, bacterias, etc.

Parafimosis. Se basa en que una vez que se ha retirado el prepucio no es posible estirarlo de nuevo para cubrir el glande ya que se estrecha y no pasa la cabeza del pene. Esto se debe de nuevo a mala higiene, inflamaciones, lesiones, etc.

Estos serían los principales motivos para realizar una circuncisión y garantizar así el buen funcionamiento del pene. Sin embargo, también se han realizado numerosos estudios que han llevado a la OMS a avalar la circuncisión como medida complementaria para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual.

Esto se debe a que en las capas de piel de la cara interna del prepucio se encuentran presentes las denominadas células de Langerhans, que son mucho más vulnerables a enfermedades como el VIH. Al retirarse el prepucio, no solo se elimina la posibilidad de que estas células puedan favorecer ETS, sino que al quedar el glande al descubierto, con el paso del tiempo se queratiza levemente, haciendo las capas de piel que lo constituyen más proyectoras.

En resumidas cuentas, hay diversos motivos médicos a favor de la circuncisión, que permiten un mayor cuidado del pene y el disfrute sexual sin problemas; y otras muchas justificaciones meramente culturales que llevan a la realización de circuncisiones innecesarias.

El prepucio desempeña funciones protectoras, erógenas y lubricantes, entre otras muchas. Por lo que eliminarlo sin prescripción médica sí se llegaría a considerar como una mutilación y violación de los derechos de esa persona recién nacida o en edad temprana. Esta transgresión de la libertad de las personas sobre su cuerpo, también debe ser tenida en cuenta en aquellos casos en los que, para realizar operaciones, como la construcción de una vagina a partir de un pene, es necesario el prepucio. Por lo que eliminarlo de forma rutinaria u obligada desde el nacimiento, cerraría las puertas a todas aquellas mujeres transexuales que en un futuro deseen acomodar su cuerpo y órganos sexuales al género con el que se identifican.

Es por ello que muchos países se ha propuesto prohibirla al igual que la mutilación genital femenina, siendo estas propuestas criticadas notablemente por aquellas comunidades religiosas que la defienden. Pero por encima de cualquier tradición debe prevalecer el bienestar psicológico y físico de cualquier persona y solo realizarse una intervención quirúrgica como esta cuando sea necesario y en las condiciones adecuadas.

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