Personalidades

Mary Wollstonecraft: feminismo en la Ilustración

La vida de Mary Wollstonecraft ha despertado en varias ocasiones más interés que su obra y pensamiento, tal vez porque esta filósofa y escritora inglesa fue una figura tan célebre como criticada en la Europa de finales del siglo XVIII, y una de las precursoras del movimiento feminista.

“La libertad es la madre de la virtud y si por su misma constitución las mujeres son esclavas y no se les permite respirar el aire vigoroso de la libertad, deben languidecer por siempre y ser consideradas como exóticas y hermosas imperfecciones de la naturaleza.”

Mary Wollstonecraft, Vindicación de los derechos de las mujeres (1792)

Mary Wollstonecraft

Nació en Londres en 1757 en una familia que habría sido acomodada de no ser porque su padre se gastó prácticamente todo el dinero con el que contaban. Desde joven trabajó como dama de compañía y maestra, y fundó un colegio junto con sus dos hermanas y su amiga Frances (Fanny) Blood. El proyecto fracasó, Fanny enfermó y Mary se fue con ella a Lisboa, abandonando la escuela. Tras la muerte de su amiga, volvió a Inglaterra, donde pasó un año como institutriz y decidió dedicarse a la escritura, como le había prometido a Blood.

Su primera obra, Reflexiones sobre la educación de las hijas (1787), fue un encargo de Joseph Johnson, un editor liberal. A partir de entonces y con ayuda de Johnson, Mary logró vivir como escritora profesional e independiente en Londres, siendo una de las primeras mujeres en hacerlo. Hizo traducciones, escribió reseñas de novelas y obras de ficción y de ensayo, como Vindicación de los derechos de la mujer, considerado uno de los textos fundacionales del movimiento feminista.

Surgió como continuación de su obra anterior, la que la dio a conocer: Vindicación de los derechos del hombre (1791), un panfleto político que escribió como respuesta a las Reflexiones sobre la Revolución Francesa de Edmund Burke, en las que el padre del liberalismo británico defendía la monarquía y la aristocracia. El escrito de Wollstonecraft fue la primera respuesta en lo que se conoce como la guerra de panfletos que inició el texto de Burke en 1790. En él defiende la razón frente a la tradición, y critica los privilegios de la aristocracia abogando por la igualdad entre toda la población. Incide además en lo injusto del planteamiento sexista de Burke, que defendía una sociedad desigual basada en la pasividad de las mujeres, y critica su concepto de belleza.

La primera edición de Vindicación de los derechos del hombre se agotó en tres semanas, fue aclamada por la crítica y todos los periódicos se hicieron eco de su publicación. El gran éxito del texto se truncó, sin embargo, con una segunda edición en la que el nombre de Mary Wollstonecraft aparecía en la portada. A partir de ese momento, las opiniones sobre la obra cambiaron, y se cuestionó el texto como resultado del temperamento de una mujer, como una respuesta pasional frente a la racionalidad de Burke. La llamaron “hiena con enaguas” y menospreciaron sus ideas, pero Mary Wollstonecraft ya era la mujer más célebre del momento en Europa. La autora vivió en primera persona cómo los derechos que la Ilustración exigía para los ciudadanos eran negados a las mujeres, cómo todos los avances de la revolución quedaban restringidos a solo una parte de la población.

Vindicación de los derechos de la mujer, publicado en 1792, fue una continuación de la obra anterior. Esta vez, se enfrentaba a Rousseau, que en su tratado de la educación Emilio (1762) afirmaba que la educación de las jóvenes debía estar orientada a servir a sus futuros maridos, puesto que consideraba que todas las áreas del saber se encontraban más allá de las capacidades de las mujeres. Mary Wollstonecraft, en su texto, critica todo esto pidiendo una educación igualitaria para niños y niñas. Considera que gran parte de los rasgos de temperamento de las mujeres – que son precisamente los que a ojos de los ilustrados las hacen incapaces de estudiar – son el resultado de una educación que las hace pensar que son más débiles que los hombres.

Wollstonecraft es pionera en tratar la idea de género (que un siglo después desarrollaría Simone de Beauvoir con su “no se nace mujer, se llega a serlo”): para ella, muchos aspectos de la conducta de las mujeres vienen de su situación de falta de recursos y libertades. Afirma que, si desde niñas se les enseña que su valor está en su apariencia física, esta será su único recurso para enfrentarse al mundo, y no mostrarán interés en otros aspectos de la realidad. Por ello rechaza la distinción por sexos en la educación.

Vindication of the rights of woman by Mary Wollstonecraft. London, 1792

“Un deseo salvaje ha fluido de mi corazón a mi cabeza y no lo reprimiré aunque pueda excitar carcajadas. Deseo honestamente ver cómo la distinción de los sexos se confunde en la sociedad, menos en los casos donde el amor anime la conducta. Porque estoy completamente convencida de que esta distinción es el fundamento de la debilidad de carácter atribuida a la mujer; es la causa por la que se niega el entendimiento, mientras se adquieren dotes con cuidadoso esmero; y la misma causa hace que prefiera lo elegante a las virtudes cívicas.”

Mary Wollstonecraft, Vindicación de los derechos de las mujeres (1792)

Mary Wollstonecraft también sentó las bases para el concepto de discriminación positiva, al afirmar que debería ser el Estado el que garantizase mediante leyes el fin de las tradiciones de subordinación femenina, así una educación primaria gratuita universal para niños y niñas. Por primera vez llamaba “privilegio” al poder que los hombres ejercían “de forma natural”. No creía en la igualdad real entre hombres, pero sí defendía que se les diese la misma educación y oportunidades. La reivindicación de Mary Wollstonecraft fue más moral que política: no pedía el sufragio universal femenino, pero sí la reflexión acerca de por qué se mantenía la desigualdad entre hombres y mujeres.

La escritora también fue criticada por su vida personal. Tuvo una hija con el escritor estadounidense Gilbert Imlay, con quien no se casó y a causa de quien sufrió un intenso desencanto amoroso. Juntos tuvieron una hija, Fanny Imlay. Años después inició una relación con William Godwin, filósofo radical y uno de los precursores del anarquismo. Ambos defendían el amor libre, pero se casaron cuando Mary se quedó embarazada para evitar complicaciones. A las críticas por haber tenido una hija ilegítima se sumaron las que le dedicaban por su “doble moral” al casarse después de haber criticado el matrimonio.

Paradójicamente, la que sería una de las precursoras del movimiento feminista murió a causa de la falta de asistencia médica que se daba a las mujeres durante el parto: diez días después de dar a luz, el 10 de septiembre de 1797, Mary Wollstonecraft falleció de septicemia por una infección de la placenta. Su hija, Mary Wollstonecraft Goldwin, sería conocida décadas más tarde como Mary Shelley, la autora de Frankenstein, considerada la primera novela de ciencia ficción de la historia.

Hoy en día, tanto por su vida como por su obra, Mary Wollstonecraft es considerada una de las figuras fundacionales del feminismo, y ha influenciado a numerosas autoras de épocas posteriores. Se trata de una de las muchas mujeres que lucharon no solo de forma explícita, sino también inconscientemente, por cambiar el orden establecido; un referente feminista un siglo antes de que surgiese el movimiento como tal.

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