
¿Qué es la retroversión uterina?
No todo lo diferente supone un problema, aunque nos empeñemos en crear falsos mitos acerca de aquello que no conocemos. El útero, por lo general, suele estar inclinado hacia delante, apuntando al abdomen, algo que se conoce como útero antevertido. Sin embargo, esto no siempre es así: el útero invertido o retroverso se encuentra inclinado hacia atrás, apoyado en el recto y flexionado hacia la pelvis.
La retroversión uterina tiene nombres muy diversos: útero en retroversión, retrodesviación uterina, útero ladeado, útero al revés, útero invertido, útero retroverso… Estas son algunas de las maneras de las que podemos referirnos a una condición que presenta uno de cada cinco úteros, según la Agrupación Ginecológica Española. No es un problema ni un inconveniente, sino simplemente una variación normal de la anatomía pélvica femenina, una posición distinta del útero.

Se puede detectar en un examen pélvico o un examen retrovaginal, aunque es posible confundirlo con otras condiciones; en una ecografía se puede ver claramente la posición exacta del útero. Esta desviación casi nunca causa síntomas, si bien en raras ocasiones puede generar malestar, estreñimiento o incontinencia urinaria. Si se trata de la disposición uterina natural, no precisa de atención médica.
Hay otras posibles causas de que se presente la retroversión uterina quienes no tenían esta condición previamente:
- El debilitamiento de los ligamentos pélvicos, asociados a la menopausia.
- El agrandamiento del útero, bien por embarazo o como resultado de un tumor.
- El tejido cicatricial en la pelvis (adherencias pélvicas) pueden desviar el útero a la posición de retroflexión. Esta cicatrización puede deberse a endometriosis, enfermedad inflamatoria pélvica o a salpingitis.
A pesar de ser algo normal en el 20% de las personas con vagina, la retrodesviación uterina genera preocupación sobre sus posibles efectos, y es que hay mucho miedo y mitos sobre si causa infertilidad o da problemas durante el embarazo.

Antiguamente se pensaba que el útero invertido podía disminuir las posibilidades de embarazo al dificultar la concepción. Sin embargo, se ha demostrado que esta desviación no afecta a la capacidad del espermatozoide de llegar hasta el óvulo, por lo que la retroversión del útero no tiene efectos negativos en la fecundación.
Un problema que sí suelen tener las personas con útero invertido es el dolor a la hora de mantener relaciones sexuales con penetración, así como menstruaciones un poco más dolorosas. Esto último puede aliviarse, entre otras formas, con la alimentación, pero lo primero también se puede solucionar.
Como ya dijimos al hablar de vaginismo, el dolor durante las relaciones sexuales no debe normalizarse ni aceptarse. Al final se reduce a una cuestión de empatía y de comunicación. Si algo genera malestar para alguna de las personas, debería cambiarse. Muchas personas con útero invertido logran mantener relaciones indoloras gracias a modificaciones en las posturas sexuales, como por ejemplo usar un cojín en la zona lumbar como apoyo.
La retroversión uterina tampoco afecta al embarazo, ya que durante el proceso de gestación el útero se mueve por sí mismo hacia delante, enderezándose, y crece como lo haría en cualquier otro caso. En caso de que no sea así, se puede manipular el útero para colocarlo en la posición conveniente.
Mitos y miedos aparte, la retrodesviación uterina no es una enfermedad ni un problema (recordemos que se trata de una desviación natural muy común), sino una prueba más de la diversidad que existe entre nuestros cuerpos.

