
Estrías, cuando lo natural no es normativo
Imagen de "Stretch mark project" obra de la artista Zinteta
Normalmente, cuando salgo de la ducha, me seco el cuerpo, paro el reproductor de música de mi móvil, me hago un turbante con la toalla y mientras se me seca el pelo me pongo a estudiar o hacer cosas del trabajo, cenar y un largo etcétera. No suelo mirarme en el espejo, pues de la ducha tengo que pasar a la siguiente tarea, y lo mismo cuando me cambio de ropa, si miro mi reflejo es para cerciorarme de que todo esté correcto y salir corriendo a la universidad, al trabajo o a esa quedada con amigas, a la que seguramente llegue tarde.
No obstante, en estos días de cuarentena y de pausa, he comenzado a pararme delante del espejo cuando salgo de la ducha, no por nada en especial, solo sentía que llevaba mucho tiempo sin mirar mi cuerpo. Me fijé en la forma de mis pechos, los toqué recordando todas aquellas veces que me hablaron de la importancia de autoexplorarse para detectar a tiempo cualquier bulto o problema. Me entretuve metiendo y sacando mi tripa, estirando mi piel y posando ante el espejo, para ver cómo se podía moldear mi figura.
Apoyé una pierna en el wáter para secarme y acaricié la piel sin depilar, me acerqué al espejo y contuve mis ganas de quitarme alguna espinilla o punto negro a riesgo de empeorarlo, como siempre. Y, un día, mientras me subía los pantalones del pijama, me fijé que en mi tripa había algo nuevo, algo que antes no esta ahí, era: una estría.
Las estrías son las marcas que surgen cuando hay una rotura en las fibras de la piel, como si se tratase de una especie de cicatriz. Nuestra piel está formada por numerosas capas y destacan en ella dos proteínas: el colágeno que le confiere resistencia y la elastina que aporta elasticidad. Hay numerosos factores que pueden afectar a la labor de estas. Si se produce una fisura y en esa zona estas proteínas no tienen la capacidad de formar fibras, se termina quedando una grieta. Una grieta que al principio seguirá vascularizada, que es cuando las estrías se ven rosas, violáceas o rojizas y que finalmente cicatrizarán y pasarán así a ser de un color más claro y menos visible.

Desde los trece años llevaba viendo estrías en mi cuerpo, he convivido siempre con aquellas que aparecieron, sobre todo, en mi pecho y en mis caderas cuando desarrollé y empezó aquella etapa de la pubertad. Sin embargo, me sorprendió encontrar una nueva, una solitaria y rojiza estría en mi tripa. Me acordé de la primera cana que me encontré a hace dos años, que me hizo hasta ilusión, y de la misma forma que aquella vez me pregunté: ¿por qué has aparecido?
Las estrías pueden aparecer por distintas razones:
- Cambios de peso o crecimiento en nuestro cuerpo, como los que se dan durante la pubertad, el embarazo o al engordar y adelgazar. A diferencia de lo que se suele pensar, es un mito que las estrías aparezcan solo cuando se engorda, sino que surgen ante cualquier cambio brusco, lo que sucede mucho en los cuerpos de los deportistas, al realizar entrenamientos para aumentar la masa muscular.
- Falta de vitaminas e hidratación, lo que conlleva a una mayor sequedad en la piel. Aunque no nos lo creamos, como siempre, la alimentación que tengamos, el agua que bebamos y la forma en la que cuidemos nuestra piel, así como los factores a la que la expongamos, influirá en su resistencia y elasticidad y por consiguiente, en la aparición de estrías.
- Por último, pero no menos importante, hay hormonas que se encuentran en nuestro propio cuerpo o que ingerimos en determinadas circunstancias que también afectan al estado de nuestra piel, como son los corticoides y los estrógenos. Los primeros están implicados en numerosos procesos, como el metabolismo de los hidratos de carbono, la actuación del sistema inmunitario, sobre todo, ante inflamaciones y, muy curiosamente, la respuesta que nuestro cuerpo da frente al estrés. Sí querido público, el estrés puede influir en la aparición de estrías. Y los estrógenos, que aparte de producirlos de forma natural, también se encuentran en métodos anticonceptivos. Los estrógenos no solo estimulan la producción de cortisona, sino que tienden a provocar retención de líquidos en nuestros tejidos, lo que aumenta la tensión de las fibras y propicia su rotura.
Ante todo esto, cuando quise darme cuenta llevaba un buen rato delante del espejo pensando en sí había estado bebiendo menos agua; o si a falta de báscula, empecé a hacer cábalas para escaparme a una farmacia y averiguar si estaba engordando o adelgazando; si iba a ser por la píldora anticonceptiva y debía importunar a mi ginecóloga; o si era por estrés, al que decidí echarle la culpa, porque siempre es el culpable.
En ese momento recordé todas las veces que mujeres de mi familia me recomendaron remedios caseros o naturales para eliminar las estrías. Recordé los frascos de aceite de rosa mosqueta, de aceite de almendras, caléndula o linaza; los botes de aloe vera, de aceite de coco o manteca de cacao; el extracto de centella asiática, los ramilletes de cola de caballo, así como ungüentos naturales hechos con aguacate y aceite de oliva. Todos ellos con características antioxidantes o capacidad para hidratar la piel o activar el colágeno y la elastina de piel.

Sin embargo, bien es sabido que nada hace maravillas si nuestro estilo de vida no acompaña a estos métodos o la genética influye, ya que esta nos permite heredar tanto un color de ojos precioso como, yo que sé, la tendencia a los dolores de espalda (gracias abuela, gracias mamá, me acuerdo de vosotras cada vez que paso más de dos horas sentada trabajando).
Por lo que decidí meterme en Internet a buscar métodos más sofisticados. Al cabo de un rato de estar leyendo sobre sesiones de láser, inyecciones y operaciones comencé a fijarme en los titulares que acompañaban a estas informaciones:
¿Cómo eliminar las estrías?
¿Qué hacer para olvidarte de las estrías para siempre?
Luce tu abdomen sin pena, descubre cómo acabar con las estrías
Combate las estrías desde casa, El secreto para una piel perfecta, sin estrías
¡Adiós estrías!
Averigua cuantos kilos puedes engordar sin que te salgan estrías
¡Ellos también las sufren!
Me quedé mirando la pantalla del ordenador y me pregunté, si es algo que sucede en nuestro cuerpo, por procesos tan naturales como es la etapa de la pubertad, del embarazo, de engordar o adelgazar e incluso como resultado de hormonas que poseemos en sí, y además no es algo que nos haga daño físicamente… ¿por qué tanto esfuerzo en eliminar las estrías?

Entonces recordé la razón de que tantas otras cosas, como las arrugas, las manchas en la piel, el vello corporal o facial, la celulitis y demás quieran ser eliminados, no harán un daño físico pero sí emocional. Un daño causado por un sistema que nos hace no amar nuestro cuerpo y gastar nuestro tiempo y nuestro dinero en intentar cambiarlo. No hablo de una decisión estética de a quién le gusta depilarse o no, maquillarse o no, etc. sino de mirarse al espejo y no gustarse, de desear ser otra cosa, otro cuerpo. Nos olvidamos de que la realidad no es lo que vemos en la televisión o en las revistas, que la realidad es la tenemos delante, en ese espejo del cuarto de baño.
Y hagamos lo que hagamos, sea hidratar nuestra piel o ponernos a cocinar todos los remedios caseros que nos recomienden nuestras abuelas y madres, aunque lo hagamos solo cuando luego los vemos por redes sociales, tenemos que hacerlo con amor, no porque queramos cambiar nuestro cuerpo, sino cuidar lo que somos y en esa reflexión radica la diferencia.
Sobre la artista: Melody Garcia Falcon Estudió bachillerato de artes y actualmente se encuentra terminando el Ciclo de TASOT (Técnico en Animación Sociocultural y Turística). Amante de todo tipo de arte, sobretodo de la fotografía. En 2016, comenzó su propio "proyecto" de vida, en el que se estrenó en instagram para poder luchar contra los cánones que llevan arrastrándose mucho tiempo sobre el cuerpo e intentando hacer activismo en la medida de lo posible. Actualmente, quiere seguir formándose de manera autónoma sobre el feminismo.

