Cultura

Los Irregulares de Netflix no me representa

Una de las series de este año de Netflix fue Los Irregulares, estrenada el 26 de marzo, la cual alcanzó el top 10 en España esa misma semana. La serie es una nueva versión de Sherlock Holmes —sí, otra vez—, de Sir Arthur Conan Doyle. ¿Cuántas versiones se pueden hacer de una misma historia? No lo sé, pero soy débil, en especial cuando hay fantasía y criaturas sobrenaturales de por medio, así que tuve que ver la serie.

AVISO, a partir de este momento, vais a encontrar SPOILERS de Los Irregulares (2021), de Los 100, Supernatural y The Walking Dead.

 

En esta ocasión, seguimos a cinco jóvenes que viven en las calles de Londres y son contactados por el Dr. Watson para resolver misterios sobrenaturales. Beatrice (Thaddea Graham) es la que liderará a todos y en el primer capítulo apreciamos que no está libre de traumas. Luego están Spike, Billy y Jessie. Por otro lado, está Leopoldo que, con rapidez, se adhiere al grupo. Leo es diferente a los demás: es el príncipe de Inglaterra. Los misterios que resuelven nuestros cinco protagonistas giran en torno a una grieta que se ha abierto entre dos mundos que, si termina de abrirse, Londres y todo el mundo serán destruidos.

Si bien no ha sido la mejor apuesta de Netflix, tenía potencial, especialmente al estar ambientada en el Londres del siglo XIX con un toque sobrenatural, unos jóvenes con bastante química y, en general, un giro a la historia de Sherlock Holmes distinto a lo hecho hasta ahora. Entonces, ¿por qué cuando acabé de verla me sentí muy decepcionada?

Como ya he mencionado, Bea —la líder— es presentada como compleja, traumatizada, orgullosa y decidida. Es lo que antes llamábamos el «no ser como las demás chicas». De las primeras frases que dice es «yo no busco novio» (minuto 3:17) y cuando le vuelven a sugerir la idea de tener un interés romántico (masculino), se volverá a sentir incómoda y prácticamente ofendida. Este comportamiento (y la manera en la cual Bea está codificada) me hizo tener la esperanza de estar delante de una de las primeras protagonistas racializadas y queer.

¿Cuál fue mi sorpresa? Que estábamos ante algo mucho más simple: Bea era simplemente hetero —o no se especifica que sienta atracción por mujeres o personas no binarias— y su trauma le hacía dudar de sus homólogos masculinos. ¿Pero, es que los heteros no pueden ser protagonistas? Claro que sí y lo son de la mayoría de series producidas, pero; la belleza está en la diversidad, en que existan protagonistas masculinos, femeninos, queer, heteros… y cuando algo se vuelve la norma, los que nos alejamos de ella acabamos cansados.

Al ser una serie de misterios, asesinatos y desapariciones, el grupo conoce a diferentes personas a lo largo de los ocho capítulos. Es decir, contamos con un elenco (principal, recurrente y secundario) amplio y, sin embargo, hay un solo personaje queer, el Dr. Watson, que está enamorado, ni más ni menos que de Sherlock.

El Dr. Watson en Los Irregulares interpretado por Royce Pierreson | Fuente: Dailymail

¿Recordáis la famosa grieta que amenaza con volver a abrirse y destruir el mundo? —SPOILER— Pues ya fue abierta una vez, hacía más de quince años, por el propio Dr. Watson. ¿Cómo llegó Watson a abrirla? Por celos. Alice —la madre de Bea y Jessie—, al igual que Jessie, tiene poderes especiales, lo cual atrajo a Holmes hasta el punto de enamorarse perdidamente de ella y después de muchos casos, planearon comenzar su vida lejos de Londres, sin asesinatos y sin Watson.

El doctor no podía permitir que Sherlock se marchase y le dejase. Entonces, en un burdo intento de llamar su atención, abrió la grieta entre los dos mundos. Para cerrarla, Alice tuvo que sacrificarse y ser absorbida a la otra dimensión, separándose así de sus hijas y de Sherlock. No hace falta ser guionista para imaginarse por qué se está volviendo a abrir, ¿no? Así pues, el único personaje LGBTQ es el responsable de la muerte de Alice (y otras personas) y para más inri es el causante del —casi— fin del mundo. Lo que liga, una vez más, a la comunidad LGBTQ con el dolor, el caos y el sufrimiento.

Esto no solo está presente en Los Irregulares, sino que podemos verlo en multitud de series. Existen diversos tópicos cuando se trata de incluir personajes queer en las series. Los más recurrentes son: ser los criminales, los villanos hipersexualizados o las almas torturadas. Y todos están impregnados de dolor y sufrimiento. Un ejemplo, de cientos, son Cali Torres y Arizona Robbins en Anatomía de Grey.

Por otro lado, y siempre de la mano del sufrimiento, está el tópico “bury your gays”, que literalmente significa enterrar a los gays. Esto ocurre tanto que la web “Does the dog Die tiene un apartado exclusivamente para personajes LGBTQ, con una lista muy larga de muertos. Se podría argumentar que los personajes heterosexuales también mueren; sin embargo, cuando hay cinco personajes, cuatro son heterosexuales, uno queer y se muere siempre este último, la balanza no está equilibrada. Dos buenos ejemplos son Lexa en Los 100 y Denise, la novia de Tara, en The Walking Dead.

Fotogramas de la serie Supernatural | Fuente: Pinterest

Otro tema recurrente es el queerbaiting, es decir, utilizar a los personajes como cebo para el público LGBTQ sin llegar a hacer canónico las relaciones homosexuales. En este caso, tenemos la longeva serie de Supernatural, donde la química entre Jensen Ackles y Misha Collins llevó a miles de fans a Wattpad y Tumblr para escribir sobre Dean Winchester y Castiel (Cas) como pareja. En este caso, los guionistas y productores quisieron darle al público LGBTQ un poco de lo que pedían y —SPOILER— en la decimoquinta temporada Castiel le dice a Dean que le quiere, para acto seguido ser enviado al infierno.

Para no extenderme mucho en la relación, denominada por los fans como Destiel, el discurso de Cas, que termina con un solemne “te quiero”, fue tan sutil que permitió a la productora jugar con la ambigüedad y, una vez más, contentar a todos sus públicos sin posicionarse: ese te quiero podía ser interpretado como un amor fraternal o como un amor romántico. Otro craso error fue el asesinato de Charlie, una amiga y compañera de los hermanos Winchester, que era abierta y canónicamente lesbiana.

De la mano del queerbaiting está el queercoding, que es utilizar características y estereotipos presentes en personas queer para crear a los personajes y así hacer creer que podrían ser gays, sin especificarlo claramente. Ejemplos de esto son Shego en Kim Possible, el Team Rocket en Pokemon, cualquier villano de Disney y Michel en Las Chicas Gilmore, que hasta el revival de 2016 no fue especificado que tenía marido. Otros errores y tropos son: el personaje cuya única trama es ser gay; el que se enamora del heterosexual; relegar a posición de secundario al personaje gay; la bisexualidad como una etapa de confusión; el alivio cómico y la amistad heterosexual que es presentada como algo más que una amistad sin que termine de germinar.

Fotograma de la serie Kim Possible | Fuente: LRMonline

Al final, mi problema con Los Irregulares no es la trama, ni los personajes, ni la producción, sino que se ha vuelto a minimizar la representación de la comunidad LGBTQ, haciendo del Doctor, si no un villano, un personaje tóxico. El problema con los tópicos y estereotipos en personajes LGBTQ es que se crean figuras poco cercanas y representativas. En el caso de Watson, se solapan el villano, el personaje que se enamora del heterosexual y el amor condenado.

En definitiva, crearon un Londres donde existen los monstruos, la magia, los poderes y los universos alternos, pero no fueron capaces de tener un buen personaje gay. De esta manera, no se está representando a nadie y se vuelve a dar voz a los estereotipos que existen hacia las personas LGBTQ. Así que, este mes de junio —y todos los días— si puedes, sé visible, por ti y por los que no pueden serlo, y no dejes de criticar aquello que no te representa.

Dia del Orgullo 2021

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